“La mejor política exterior es una buena política interior”, es lo que suele decir el presidente López Obrador (AMLO) cuando se le pregunta el porqué ha renunciado a salir al extranjero para fomentar las relaciones de México y promover al país con vistas a mejores inversiones y generar más desarrollo.Hasta la fecha el mandatario ha salido en tres ocasiones desde que está hospedado en Palacio Nacional. Sus viajes han tenido sólo como destino al vecino del norte, visitando en la Casa Blanca a Donald Trump en julio del 2020, a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en noviembre del año pasado, y ese mismo mes a Washington para sostener una reunión con el presidente de Estados Unidos Joe Biden y el primer ministro canadiense Justin Trudeu.En tres años de gobierno lopezobradorista ha renunciado explícitamente al mundo, se ha encerrado en SU proyecto de transformación (?) -que según la Real Academia de la Lengua es acción y efecto de transformar o en su sentido ‘maligno’ significa alteración del crecimiento, concluyendo por los resultados hasta el momento conseguidos que su administración ha sido una transformación maligna, renunciando también a lo que conocemos como proyecto de desarrollo sustentable-, pero que por el contrario ha realizado cientos de giras en México, que según los que le siguen la huella con las estadísticas, es equivalente a darle más de tres veces la vuelta al mundo.El cuarto viaje al extranjero ya lo ha anunciado el propio mandatario. En el mes de mayo realizará una gira de trabajo por Centroamérica, donde visitará El Salvador, Honduras, Guatemala, Belice y Cuba, y un posible quinto viaje que sería a Los Ángeles, California -que el canciller Marcelo Ebrard ha confirmado y AMLO lo manejado como posibilidad-, en donde se llevará a cabo la Cumbre de las Américas.Al presidente no le interesa ir más allá de sus posibilidades, de su confort y de seguridad de confianza personal. Proyecta sus giras a países en donde se siente cómodo, a gusto y dominante de la situación. Renuncia y evade sentarse con mandatarios de ‘otro código postal’ -donde lograría más beneficios de desarrollo para México- para no exponerse y correr riesgos.Da la impresión que más que “la mejor política exterior es una buena política interior”, tiene miedo a codearse con personajes de otros niveles intelectuales y de liderazgo para hablar de proyectos de nación en el concierto internacional y entablar conversaciones de inversión, desarrollo y propuestas de interés mundial.A López Obrador no le interesa, no quiere involucrarse en las pláticas de altura, de contenido o de mayor trascendencia. A él le interesa su proyecto en base a la retórica y no solamente internamente, ahora internacionalmente como el pleito que ha iniciado -entre otros y el más reciente- con el Parlamento Europeo.Da la impresión, por su proceder, que tenemos un Presidente ‘chiquito’ -usar contemplaciones pretextos, subterfugios o rodeos para esquivar o diferir una obligación, según la Real Academia de la Lengua-. ¿Usted, qué opina?daniel.rodriguez@dbhub.net