Este 2018, el Instituto Metropolitano de Planeación cumple sus primeros cuatro años. En este lapso debió tener un solo director, pero ya ha tenido tres. Alberto Orozco, su fundador, asuntos político-electorales lo obligaron a dejar el espacio cuando en 2015 fue abrumador el triunfo del alfarismo en el Área Metropolitana de Guadalajara. Lo sustituyó Ricardo Gutiérrez Padilla quien formaba parte del equipo electoral de Enrique Alfaro, y hace 14 meses llegó Mario Silva, un ex activista de la sociedad civil y quien era director de Movilidad al inicio del Gobierno tapatío del hoy gobernador electo.Desde el primer relevo, sostuve que el manoseo político debilitaba la consolidación institucional de ese órgano técnico de reciente creación, y su independencia de poderes políticos, fácticos y/o económicos. Por eso considero una buena noticia el hecho que tanto el gobernador electo como los alcaldes que acaban de asumir (o reasumir en el caso de las y los munícipes reelectos), tengan prácticamente resuelto ratificar para los siguientes cuatros años a Silva, quien es sin duda un experto en la materia.En días pasados, expuse aquí que con el inicio de las nuevas administraciones municipales se abre nuevamente la oportunidad de construir una verdadera visión metropolitana, pero que sería clave un papel más activo del IMEPLAN para destrabar este proceso dando muestras claras de poner por encima el ordenamiento de la ciudad y sus servicios, y el combate de las desigualdades, ante cualquier presión de intereses de partido o económicos.Ese deberá ser el reto del actual director del Instituto ante su muy probable ratificación y demostrar que las indudables afinidades políticas que tiene con los acaldes y el futuro gobernador naranja, son más una fortaleza para gestionar con éxito el Sistema Integral de Desarrollo Metropolitano, que un riesgo de sometimiento.Es claro que Mario Silva no sólo ha estabilizado los sobresaltos que le provocaron al IMEPLAN los vaivenes políticos, sino que lo ha reforzado con nuevos instrumentos territoriales, e incluso con recursos gestionados en organismos internacionales que han duplicado los 20 millones de pesos que le asigna el Congreso al año, según me contó el lunes pasado en el programa de TV, Desde La Barrera, en el Canal 44.Mario fue claro al señalar que, aunque hay avances, estos son a todas luces insuficientes por el retraso de 35 años que tenemos sin instrumentos de planeación urbana actualizados.El reto pues es extraordinario. Del IMEPLAN el ciudadano común y corriente espera mucho más, de entrada conocerlo y sentir que incide de forma positiva en mejorar su calidad de vida y acortar las desigualdades entre los que habitan en El Salto y en Zapotlanejo a los que viven en Guadalajara o Zapopan.Al IMEPLAN le vendría muy bien que el Consejo Ciudadano Metropolitano haga valer sus nuevas competencias que obliga a los técnicos y a la mesa de coordinación, a escuchar sus propuestas y en caso de no aceptarlas explicar por qué.Un Consejo Ciudadano más activo y potente sería un gran aliado de Silva en su objetivo de otorgarle mayor vida, potencia e influencia al IMEPLAN. Por el bien de todos ojalá lo logre.