Tras su primera aparición en un foro mundial, al participar ayer, sin pena ni gloria, en la Cumbre Virtual del G-20 por el COVID-19, Andrés Manuel López Obrador recibió dos muy malas noticias para él y para el país. La primera, que por su errático manejo de la pandemia del coronavirus su popularidad cayó como nunca en lo que va de su gobierno, y la segunda, la baja en la calificación crediticia de parte de la influyente Standard & Poor´s, que rebajó la nota a “BBB”, con lo que la economía de México queda en el noveno escalón, a sólo dos de las consideradas no fiables.Para esta calificadora, los efectos económicos negativos de la contingencia por el coronavirus terminarán de debilitar la economía mexicana que no registró crecimiento el año pasado, y que según sus cálculos podría decrecer en 2020 entre el 3 y el 5 por ciento.El COVID-19 vino así a golpear al gobierno de AMLO tanto en su figura como en su gestión como Presidente en el tema económico.Como en su momento lo comentamos aquí, desde el 17 de octubre que ocurrió el “culiacanazo”, aquel episodio en el que tras un operativo fallido las milicias del cártel de Sinaloa doblaron al Ejército Mexicano, al que obligaron a liberar a Ovidio Guzmán, hijo de El Chapo, quien sigue libre y tan campante, la enorme popularidad del Presidente Andrés Manuel López Obrador empezó a caer lentamente.El líder del gobierno de la autollamada 4T pareció quedar tocado por esa derrota ante la mafia, que desató todo tipo de especulaciones y que pegó en la línea de flotación de su discurso de honestidad y anticorrupción, por ocurrir en medio de una escalada imparable, y no resuelta, de inseguridad y violencia.El salvavidas en aquel momento para salir de la tormenta de cuestionamientos y críticas fue la crisis de Bolivia y el polémico asilo del presidente derrocado, Evo Morales. Vino luego la crisis del Insabi y de la agenda feminista, que quiso eclipsar con la pseudo-rifa del avión presidencial, que aunque le sirvió para atemperar en la conversación pública esas problemáticas, no logró detener el desgaste en su popularidad.Ante esos primeros reveses, a López Obrador se le empezó a ver obstinado, desatinado y titubeante en su principal escenario de poder como lo es la rueda de prensa mañanera, en la que ha ido perdiendo el control absoluto que tenía.En esa condición, el Presidente más popular de la historia reciente de México, se topó hace dos semanas con el primer caso de coronavirus, crisis de salud que por su desastroso manejo personal, lo ha arrastrado como ninguna otra contingencia en lo que va de su gobierno. Su terquedad por minimizar los efectos del COVID-19 pese a las catástrofes causadas en Europa y Asia, que provocó una lenta reacción de su gobierno ante la pandemia, le está siendo cobrada socialmente como nunca, según los resultados de la encuesta que dio a conocer ayer el Gabinete de Comunicación Estratégica, en el que la aprobación ciudadana para el Presidente se desplomó hasta el 37.4 por ciento, el nivel más bajo desde que inició su gestión y que llegó a estar en el 80 por ciento.Ojalá esta sacudida haga reaccionar al Presidente, ajuste sus visiones y estrategias, y recupere el liderazgo que exige este grave momento histórico.jbarrera4r@gmail.com