La Comisión de Gestión Metropolitana del Congreso estatal aprobó la semana pasada una iniciativa de acuerdo legislativo de la diputada morenista Leticia Pérez Rodríguez que pasó desapercibida a pesar de su alto contenido político y su potencial mediático. El documento exhorta a la Secretaría de Planeación y Participación Ciudadana y a los ayuntamientos para que se “valore la posibilidad de construir un segundo piso en dicha vialidad (López Mateos), tal como sucedió durante la administración 2000-2006 del entonces Gobierno del Distrito Federal, así como una red de ciclovías y una línea BRT, para dar con ello una solución integral al problema de movilidad en esa zona”. La comisión de Gestión Metropolitana es presidida por la emecista Priscilla Franco e integrada por Mirelle Montes (PAN) como secretaria y como vocales Rocío Aguilar (MC), Elizabeth Canales (Morena) y José María Martínez (Morena). Según la ley, una “iniciativa de acuerdo legislativo” sirve para “establecer la posición política, económica, social o cultural del Poder Legislativo respecto a asuntos de interés público”. Por eso este acuerdo es inofensivo en el plano legal, pero envía un desalentador mensaje político: los diputados de MC, PAN y Morena fijan postura a favor de un segundo piso contra todas las recomendaciones y críticas de especialistas. La señal es grave, pues los diputados se encargan de aprobar el presupuesto y esquema de inversión o concesión de una obra de esa naturaleza. De hecho, tras la aprobación de la iniciativa, la Red Ciudad Posible que agrupa a más de 25 colectivos, pidió a Priscilla Franco y a los diputados de la comisión rechazar la propuesta. En la próxima sesión del pleno del Congreso se debe presentar a votación para que los 38 legisladores fijen su “posición política” sobre el tema. Si bien la iniciativa no tiene carácter de ley o reforma, exhibe una postura y desnuda la intención de quienes toman las decisiones. ¿Por qué los diputados y diputadas querrían un segundo piso si todas las buenas prácticas en la materia lo desaconsejan? Sólo se me ocurre una razón: el negocio potencial que envuelve esta obra. Construir y operar un segundo piso de cuota garantiza una jugosa renta transexenal. El patetismo detrás es que ningún diputado hará negocio. Su papel es instrumental y servil; sólo alzan la mano como parte de una disciplina que les dará otra curul quizá federal, una alcaldía o un cargo en donde tendrán sus propias oportunidades de negocios. La ruta que ha seguido la “solución vial” para López Mateos despide el penetrante tufo de un pacto político por encima del valioso trabajo técnico que funcionarios, ciudadanos y especialistas han realizado en los llamados diálogos. Pocos recuerdan que en 2002 AMLO construyó el segundo piso de Periférico en CDMX tras un plebiscito. El plebiscito obradorista es el equivalente de los “Diálogos por la movilidad sustentable de López Mateos” de Alfaro. Ambos operan como instrumentos de legitimación de decisiones polémicas envueltas en mecanismos de participación ciudadana. Este acuerdo legislativo, en apariencia intrascendente, perfila el escenario más plausible. El gobernador habló de una “solución integral” para López Mateos y no de una sola acción. Y si a mediados de abril, cuando anuncien los resultados, nos dicen que en López Mateos habrá segundo piso de cuota, ciclovías y un BRT, ¿alguien se opondría a esa “solución integral”? La alianza de facto MC-Morena da para eso y más. Lo único que podría generar un diferendo entre el gobernador y el Presidente es un segundo piso de cuota, que AMLO rechaza tajantemente, pero se ajusta al modelo de Alfaro para hacer negocios privados a partir de lo público. El respaldo de la SCT para realizar esta obra tiene como principal interesado a José María Rioboó, contratista favorito de AMLO y constructor del segundo piso de Periférico en CDMX -por algo le llaman “el padre de los segundos pisos en México”. jonathan.lomelí@informador.com.mx
