Cuando Donald Trump manifestó su interés en ser candidato a la presidencia de los Estados Unidos (EU), sus compañeros del Partido Republicano lo tomaron a broma. ¿Como era posible que un magnate inmobiliario sin ninguna experiencia política y sin haber desempeñado ningún cargo público pudiera siquiera pensar en aspirar a tan importante cargo? Nada menos que el puesto público más importante del mundo.Desde el momento en que inició su campaña, el Sr. Trump manifestó ser xenófobo, racista, exclusivista y partidario de las barreras comerciales.En su libro “El Arte de la Negociación”, se manifiesta como un individuo que es falto de ética y de valores y principios morales; justifica la sordidez de los medios por conseguir el éxito de alcanzar el fin que se propone. Es incapaz de ponerse en el lugar de sus víctimas. Sus métodos para llegar a la presidencia de los EU auguraban una derrota segura, dado que provocaban el rechazo de un gran número de inmigrantes, de la población de color y de todos aquellos empresarios que contratan a un buen número de inmigrantes e indocumentados.Se aseguraba que no contaría con el voto de las mujeres por haber manifestado su desprecio y considerarlas poco menos que un objeto sexual prescindible.Esa forma de actuar sorpresivamente generó muchas simpatías de todos aquellos que pensaban como él, obteniendo así la candidatura presidencial como único candidato republicano, contra los deseos de eminentes miembros del partido.Las amenazas contra China y la Unión Europea y otros países del Sudeste asiático también aumentaron el número de seguidores. Su simpatía con la poderosa Asociación Nacional del Rifle le trajo muchos votos de aquellos que forman parte de los Estados Unidos como un país guerrero, que desde su nacimiento ha estado en pie de lucha contra enemigos reales o imaginarios. Es el fabricante de armas más grande del mundo.Se esperaba que, una vez electo, iba a cambiar, que una cosa eran las promesas y amenazas de campaña y otras los actos de Gobierno, pero la última esperanza se perdió con la amenaza de imponer un arancel de 35% a todos los productos que importaban las grandes empresas para lograr cumplir su slogan de campaña “Make America Great Again”.Por último, vino la amenaza de imponer un arancel progresivo que empezaba con un 5% a los productos mexicanos y podría llegar hasta el 25% si México no cambiaba su política migratoria y evitaba que llegaran a la frontera con E. U. cientos de miles de migrantes principalmente centroamericanos.La actitud sumisa de nuestro Gobierno se asemeja a la fuerza de las olas cuando llegan a la orilla y se encuentran un farallón; con persistencia y potencia logran horadarlo y derrivarlo; pero que pasa si las olas se encuentran con la inclinación de una suave y tendida playa: se disuelven en espuma y regresan al mar. Con esta estrategia se logró disolver la fuerte agresión del Sr. Trump.El resultado final es que nuestros vecinos nos tienen el pie puesto en el cuello y no nomás a nosotros, sino a casi todo el mundo.
