Es poco probable que Herbert Blombstedt se agregue a la selecta lista de las leyendas entre los grandes directores de orquesta (desde Toscanini hasta Abbado, pasando por Furtwangler, Klemperer, Kleiber, etc.); sin embargo, nadie puede regatearle la distinción de ser, a sus 94 años -cumplidos el pasado 11 de julio- el más longevo de los directores en activo.A su edad, Blomstedt -como Johnnie Walker...- “sigue tan campante”. Lo prueban sus recientes apariciones en el Festival de Salzburgo, al frente de la Filarmónica de Viena, para dirigir, en el mismo programa, la Octava Sinfonía (“Inconclusa”) de Schubert y la Cuarta de Bruckner, y, en otro, la Tercera de Honnegger (“Litúrgica”) y la Cuarta de Brahms.Seguramente el oficio y la solvencia de los músicos, dignos miembros de una de las mejores orquestas del mundo, influyeron, en ambos casos, en los resultados. Botones de muestra, los solos de flauta y clarinete y los acordes de trombones y trompetas, todos de antología, en el cuarto movimiento de la Cuarta de Brahms. Más allá de sus aportaciones en los ensayos, la presencia de Blomstedt, a su edad, no desmerece: transmite a la orquesta y al público la energía y el sentimiento apropiados para una lectura respetuosa de la partitura.Otro ejemplo fue la presencia de Riccardo Muti, a sus 80 años, con la misma orquesta y en el mismo festival, con la Missa Solemnis en Re mayor para cuatro voces, coro y orquesta, de Beethoven. Director de la orquesta de la Ópera de La Scala por muchos años, Muti tenía en su poder esa partitura desde 1970, y hasta ahora (51 años después) se decidió a dirigirla. Su versión, más litúrgica que teatral, se suma, por derecho propio, a las de referencia, una de Klemperer y otra de Karajan.Uno más sería la colosal Tercera Sinfonía de Mahler, también con la Filarmónica de Viena, el coro de la Radio Bávara, la contralto Violeta Urmana como solista y Andris Nelsons como director.Nelsons, por cierto, mereció comentarios contrastantes en You-Tube. En contra: “Una de las peores versiones de la Tercera; lenta, extenuante, sin espina dorsal...”; a favor: “Una versión fantástica (...); la paz, el sonido y el espíritu (...) y el majestuoso final, abren la ventana al poder de la música y llevan mi emoción a las lágrimas”.