Viernes, 11 de Octubre 2024

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Tocamos fondo o topamos con el techo

Por: Augusto Chacón

Tocamos fondo o topamos con el techo

Tocamos fondo o topamos con el techo

Dicen que Xóchitl, Gálvez por supuesto, se desinfló, que la emoción que convocó perdió vuelo, eso sugieren las encuestas y también el estado de ánimo de quienes ven en ella la posibilidad de darle su merecido a la 4T, incluido el presidente. Dicen que el PRI, el PAN y el PRD están en modo oposición de brazos caídos; que sus dirigentes dizque hallan al Frente Amplio, pero a la hora de defender a su proto-candidata o de al menos mostrar alguna forma de apoyo para ella, parecen más bien miembros conspicuos de la retaguardia, lejos de la acción estratégica. Dicen Xóchitl y Alito y Marko y Jesús que nada hay que temer: están en la calistenia previa a que el juego inicie formalmente, y dicen que ya veremos a la hora de la verdad. También dicen que los ya dichos dicen que están armando un equipo perrísimo (perdón, así dicen queriendo decir que es muy bueno, eficaz y confiable), consejeras y consejeros que aunque de lejos luzcan como calcetas a las que el resorte ya no se les encoge, de cerca aportan riqueza de ideas y prestigio y experiencia y, quizá esto es lo que más consideren los que armaron el equipazo, capacidad para aparecer, por su puro renombre, en los medios de comunicación y en las redes sociales, no siempre para bien, pero el caso es que hablan de ellas, y de ellos, parece que nada mejor que un equipo de campaña al que le ladren. Dicen tanto, como que Xóchitl, perdón por la confianza, la ha convocado con su desparpajo populachero, el que, dicen, es parapeto de una personalidad decidida, inteligente y honesta, el caso es que dicen que se ha reunido con personajes de la industria, del comercio, del capital y que ha sido una comunión casi mística la que se ha suscitado, y también con pobladores del común, de distintas procedencias y lo mismo: un quererse instantáneo. Sin embargo, el decir más constante es que Xóchitl se desinfló.

Por otro lado (vaya muletilla tan vulgar, pero ni modo, de algún modo hay que concatenar la historia), en la vertiente del lopezobradorismo trascendental (así lo viven sus militantes) dicen que todo va bien, que su proto-candidata la tiene ganada. Dicen otros que es así, el triunfo por venir, porque será, la de 2024, una elección de Estado: todo el poder presidencial para servir a Claudia Sheinbaum, y dicen que ese poder es dinero a raudales, instituciones vueltas estructura partidista o cuando menos mirando en dirección opuesta a donde las reglas electorales se estén violando. Por eso dicen que la crisálida INE se está metamorfoseando en el gusano que fue la Comisión Federal Electoral que mangoneaba de forma abyecta Manuel Bartlett. Dicen que Claudia va tan bien que hasta afamados ex futbolistas y deportistas están con ella, dicen que si esto no es democracia entonces qué es. Dicen que fue pura tersura la de Morena al designar a los precandidatos, mujeres y hombres, para competir por las nueve gubernaturas que se sortearán, no, una disculpa: por las que se competirá el año que entra, y que las encuestas que serán el método para tener a los finalistas serán de un rigor prístino, y dicen que si la estadística no es democrática entonces qué lo es. Ah, también dicen que el presidente y su candidata son y serán tan la misma cosa, que no quisieron ser categóricos para condenar el ataque terrorista de Hamás a Israel, será porque nadie como ellos entiende cuáles son los verdaderos aliados de gobiernos como el de ellos, basta que estimen a alguien su aliado, así sea en su imaginario de geopolítica cincuentera (de cuando José Stalin aún arrancaba suspiros), para que los medios de los que suponemos su aliado emplee, se tornen entendibles, justificables. Dicen que las hesitaciones del líder y accionista mayoritario de Movimiento Ciudadano para incorporar plenamente a su partido a la búsqueda de la presidencia, y a otros puestos, no son sino guiños para el poderoso y vengativo que despacha en el palacio virreinal. Ya nomás por no dejar, dicen lo evidente: que la otrora corcholata de lujo, Marcelo Ebrard, ya dejó escapar el gas de la metafórica botella, y dicen que fue por la misma motivación que impele al dueño de MC a comportarse como opositor de membrete.

Con el advenimiento de las redes sociales como mediadoras del intercambio de datos, de información, de opiniones -soportadas por la verdad o no- unidas, en el más virtuoso de los casos, a lo que aparece en los medios formales y más o menos rigurosos, formar el criterio para intervenir en las discusiones políticas parte de asegurar: “dicen”, con lo que se evade la necesidad de fundamentar lo argumentado, y más: se le da la vuelta al ejercicio crítico elemental de contrastar lo que “dicen” con, por ejemplo, el sentido común o las evidencias próximas a la realidad. Pero al cabo, no es estéril que, así sea con este mecanismo, haya una conversación política, aunque no es tan amplia como las mismas redes podrían hacer creer, y así, sin el interés generalizado por la política (bien ganado se tiene ese desinterés) y el que existe prescinde de un sentido crítico mínimo, ¿es dable esperar que el recambio democrático de gobernantes sea socialmente redituable? Tal vez no, porque algo hemos aprendido de la transición a la democracia: que los partidos y sus huestes, como ven dan. Por eso conviene decir lo que no se dice: no es materia del análisis político la percepción de que Xóchitl perdió impulso, tampoco la sentida fatalidad que representa la imposición de Claudia en la presidencia de la República, es sólo muestra del humano hartazgo que produce la incesante hoguera de vacuidades que es nuestra democracia.

agustino20@gmail.com

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