El alcalde electo de Tlajomulco, Salvador Zamora, propone una vialidad transversal que una carretera a Chapala, a la altura del aeropuerto, con López Mateos, que sea al mismo tiempo una vía alterna hacia el puerto aéreo y una forma de comunicar internamente a Tlajomulco. Hoy López Mateos y la carretera a Chapala se conectan por cuatro vías, todas igualmente saturadas. Dos al Norte del aeropuerto, Lázaro Cárdenas y Periférico Sur, y dos al Sur que no dan servicio a los habitantes de la zona metropolitana, sino más bien a los que vienen de fuera rumbo al aeropuerto de Guadalajara: el mal llamado Libramiento Sur, una serie de pequeñas carreteras llenas de topes, y el Macrolibramiento. Una nueva vía oriente-poniente entre el Periférico y Tlajomulco sería muy útil, sin duda, pero está lejos de ser una solución a un problema que es más profundo: tenemos un aeropuerto con una sola vía de acceso y sin transporte público.Entre los muchos problemas que aquejan a nuestro aeropuerto, la falta de conectividad con la ciudad es uno de los más importantes. Desde hace años se habla de un sistema de transporte masivo. Primero se propuso prolongar la Línea 1 del Tren Ligero; luego continuar la Línea 1 del Macrobús; después de una línea BRT del aeropuerto a la Estación Periférico Sur del Tren Ligero y ahora de una Línea 4 de tren que vaya a Tlajomulco, pero que pase por el aeropuerto.Todas las soluciones son factibles, la pregunta es cuál de ellas es viable. Esto es, el problema no es construir una línea de tren o de BRT, con sus obvias diferencias presupuestales, sino qué es lo que necesita el aeropuerto y qué es económicamente viable. Por supuesto que pensar en un tren es mucho mejor, la pregunta es si el número de pasajeros por kilómetro es suficiente para mantener un tren de esas características.Dejemos un lado el concurso de grandes ideas y comencemos a pensar en serio la ciudad en términos metropolitanos. Se supone que una de las ventajas de que los ayuntamientos metropolitanos sean de un mismo partido es que se dejaría de lado el concurso de ideas geniales de los alcaldes y funcionarios del Gobierno del Estado para entrar en un esquema de planeación con lógica de largo plazo y sustentabilidad. El Instituto de Planeación debe ser el espacio para discutir ideas, y de él y sólo de él deben salir los proyectos. Evidentemente que este esquema no gusta a los alcaldes, pero es la única forma de construir una ciudad que tenga lógica de mediano plazo y que el dinero de nuestros impuestos, que es por definición escaso, se use de la mejor manera posible.(diego.petersen@informador.com.mx)