Como consecuencia de las reflexiones que a través de esta columna comparto con mis lectores y de las pláticas que frecuentemente realizo con personas de la calle y actores de la vida pública, he recibido una buena cantidad de comentarios que expresan dos preocupaciones: el estado que guardan los asuntos políticos y de la administración gubernamental y qué hacer, ¿cómo involucrarse para que en los procesos electorales que se avecinan, se elija a los mejores candidatos a los cargos de elección popular? Sin duda, el adelantamiento de los tiempos electorales, por iniciativa del Presidente, estimula la inquietud de los ciudadanos y nos obliga a ponernos a trabajar para colaborar en la construcción del país al que aspiramos; ese es nuestro derecho y nuestra obligación. Resulta oportuno recordar que la soberanía es la capacidad de ejercer el poder en un espacio territorial determinado. Nuestra Constitución reconoce en el pueblo esta facultad.Lo primero que debemos hacer es enterarnos de lo que sucede en nuestro entorno -próximo y lejano- a fin de identificar los problemas que nos aquejan, fortalecer nuestro sentido crítico y la conciencia colectiva. Afortunadamente, hoy existen una gran cantidad de fuentes para informarnos -los periódicos (con excelentes formadores de opinión), la televisión y una gran cantidad de plataformas a las que podemos acudir-, pero hay una que es insubstituible: la comunicación directa, cara a cara, entre personas.Necesitamos recuperar nuestra voz y, con ella, la calle y el barrio, el mercado, la tiendita de la esquina, la carnicería, la tortillería, la plaza, el templo, la escuela y el café como puntos de convivencia (no digo la cantina, porque alguien puede pedir la primera: le hablan compañero Jasso), y también abrir con imaginación los cotos y las torres en las que algunos ciudadanos se enclaustran, suponiendo que ahí no los alcanzará el desorden, si es que este llegase. Hay, también, espacios de reflexión creados por personas con buena voluntad que convocan a especialistas y a líderes de opinión a expresar, en foros abiertos, sus puntos de vista y propuestas. Tal es el caso de Jaliscolectivo, expresión ciudadana impulsada por César de Anda, un empresario con profunda vocación social que ha trabajado desde hace tiempo en el desarrollo de iniciativas para enriquecer la visión de los futuros candidatos, independientemente del partido al que pertenezcan. Hay quienes tienen la idea de que cualquier persona puede dedicarse a la política. Falso. En la política deben estar los mejores, los honestos, preparados, responsables y no los oportunistas, los pillos y los depredadores.Autodeterminación y Gobierno son conceptos irrenunciables en nuestra condición de ciudadanos. Asumámoslos en su integridad: entendamos que la democracia es un ejercicio permanente y que no perdemos relevancia al delegar en nuestros representantes la facultad para ejercer el poder político y administrativo. La cooperación y la solidaridad se construyen a partir de identificarnos y de crear sinergias. Jalisco tiene una riqueza enorme en sus habitantes. Tengo claro que todos los ciudadanos sabemos qué está mal, así como tenemos una idea de qué hacer. La reflexión no termina aquí.