Y volvió a temblar fuerte. Y volvió a ser en septiembre. Y volvió a ser el 19.La explicación más atinada del porqué ha temblado tres veces ya de manera importante en la misma fecha es que no tiene explicación.No hay lógica.Para ser una casualidad ya es mucho.Tal parece que detrás de todo lo que sabemos y hemos aprendido sobre el comportamiento de las placas tectónicas y cómo producen sismos subyace una energía para nosotros desconocida, incontrolable, inexplicable, que se encarga de recordarnos que se puede mover a capricho y que somos como barquitos de papel a la deriva indefensos en un océano enorme.Y tenía que ser en México. País sui generis que precisamente por lo frecuente de los temblores y por la intensidad de los del 85 y los del 17 cuyos horrores quedaron magnificados a través de la transmisión de la televisión mexicana provoca que nos asustemos al principio, la pasemos relativamente mal unos momentos y después venga el ritual de saturar las redes telefónicas para llamar a familiares que generalmente tenemos ignorados pero que en temblor “necesitamos” saber que están bien.Todo un ritual, porque sabemos que difícilmente a alguno de nuestros parientes le pudo pasar algo y cuando más nos solidarizamos con los que viven en pisos altos que oscilan mucho más que los demás haciendo que sus habitantes se sientan como canicas.Y después los memes y las bromas.Pensar en temblores será ya parte de las tradiciones de septiembre.Más que nunca.Y valdrá la pena ver cómo vamos a recibir el mes de septiembre del próximo año, especialmente cuando llegue el día 19.Mucho se dirá, se escribirá, pero seguirá siendo un misterio por qué en los últimos cuarenta años ha temblado tres ves exactamente el mismo día.Y si vuelve a temblar el mismo día… ¡imagínense!Misterio. Pablo Latapíplatapi@hotmail.com