En abril del 2023, que llegó a la presidencia del Instituto Nacional Electoral (INE), escribí aquí que no nos quedaba de otra que dar un voto de confianza a un organismo que se “morenizaba” con la llegada de Guadalupe Taddei Zavala, en donde sucedió a Lorenzo Córdova.Al ex presidente del INE de nada le sirvió que durante su gestión se organizaron los comicios del 2018 en los que Morena ganó la elección presidencial y en los siguientes años las 26 gubernaturas de ese mismo partido y aliados, y tuvo que aguantar la metralla del Presidente Andrés Manuel López Obrador casi durante cinco años.Se preparó así el terreno para que la mayoría amlista en la Cámara de Diputados siguiera el pie de la letra, sin cambiar una coma como dicta su sumisión al jefe de la 4T, las instrucciones que les dieron desde el Poder Ejecutivo para hacerse de la presidencia del Instituto Nacional Electoral (INE), luego de que en el 2022 no alcanzaron los votos necesarios en San Lázaro para mediante una reforma constitucional desaparecer al actual órgano electoral independiente, y hacer otro más a modo del Gobierno morenista, con la coartada de hacerlo menos oneroso. Más aún cuando la Corte les impidió, aún con Arturo Zaldívar al frente, imponer el llamado “Plan B”, con el que intentaron con su mayoría simple reducir drásticamente su estructura y sus procedimientos.Luego la alianza morenista impuso sus condiciones en la Cámara de Diputados para sesgar la elección de cuatro de las y los 11 consejeros electorales que integran el Consejo General del INE, así como la presidencia desde la integración de los siete miembros del Comité Técnico de Evaluación de los aspirantes, que terminaron seleccionándose al azar.Como lo señalé en aquella ocasión, aunque legal, la designación por primera vez en la historia por insaculación, por tómbola, pues, hablaba de la falta de acuerdos de nuestra clase política y las resistencias para evolucionar a una política de designaciones públicas donde se privilegie la técnica y la experiencia sobre las imposiciones de las mayorías y las incondicionalidades políticas.A su llegada, Taddei aceptó la cercanía de su familia con López Obrador, pero aseguró que respetaría en todo momento los principios básicos para mantener la democracia, pero buscando bajar su costo.Ahora ella y los consejeros que llegaron a su lado, Rita Bell López Vences, Jorge Montaño Ventura y Arturo Castillo, tienen que hacer valer el voto de confianza para que cumplan su misión de mantener elecciones libres en nuestro país, organizando una buena elección y superando los problemas operacionales inéditos que se han señalado sobre la renuncia de capacitadores por la baja en su sueldo y la situación de inseguridad en el país, de capturistas para el Programa de Resultados Preliminares Electorales (PREP).Taddei y su equipo, pues, deberán cerrar con trabajo extra para resolver diferencias internas y no permitir que los focos amarillos se conviertan en rojos y signifiquen un grave retroceso en nuestra vida democrática. Estamos a días de despejar esa grave incógnita.jbarrera4r@gmail.com
