La Línea 3 del Tren Ligero de Guadalajara ha tenido un caótico, opaco y desafortunado proceso de gestación, como bien lo hemos padecido todos. Sabemos que era urgente y necesario ampliar la infraestructura para la movilidad en nuestra ciudad, teniendo como prioridad lo colectivo, pero también desde una agenda verde, como una obligación a nuestro presente. Después de seis años de construcción y con serios cuestionamientos sobre la administración del presupuesto, el cual se multiplicó hasta llegar a los 34 mil millones de pesos, se inaugurará (ahora sí) el próximo mes de septiembre. Sin embargo, el proyecto socializado por el entonces Gobierno de Aristóteles Sandoval, y continuado por el actual gobernador Enrique Alfaro, sostenía con valiosa presunción, la incorporación de enredaderas en las columnas de los tramos exteriores y que serían parte importante del diseño urbano.Y como si los errores administrativos no fueran suficientes, se lanzó con bombo y platillo la Convocatoria TRAZA Jalisco, con el apoyo de 4.5 millones de pesos para su realización. Dicha convocatoria está abierta a cualquier artista urbano para intervenir alguna de las 110 columnas de las 378 de la Línea 3. Los seleccionados tendrán los materiales para la ejecución de su obra, así como un estímulo de 10 mil pesos (por cierto, dos mil pesos más de lo que le están dando a los artistas del programa de apoyo SumArte en Casa), e incluso viáticos y transportación si viven fuera del Área Metropolitana de Guadalajara.Por supuesto, no creo que quienes manifestamos nuestra inconformidad con este proyecto de la Secretaría de Cultura del Estado, estemos en contra del arte urbano. Nada más erróneo que eso.Tampoco de la propia Secretaría. Sin embargo, sí estamos en desacuerdo sobre las formas y su impacto, ya que cambiar los muy necesarios y urgentes entornos verdes, por murales efímeros, no parece ser la idea más acertada. Por qué no, mejor hacer una convocatoria para intervenir los vagones en lugar de las columnas, así mantienes el proyecto de paisajismo y le das una plataforma más amplia de expresión a los creadores, los cuales, en lugar de sesgarse a artistas del grafiti únicamente, se podría abrir a fotógrafos, diseñadores, ilustradores y otros creativos.TRAZA funcionó perfectamente en las kilométricas bardas de Tlajomulco, en puentes y pasos a desnivel, en espacios donde era necesario intervenir con cultura para mejorar los lazos sociales a partir de la expresión. Pero acá no tiene ese sustento. Los murales terminarán desprendiéndose en poco tiempo, dejando como evidencia absurdos tótems de concreto. Por favor funcionarios, recapaciten las formas del proyecto. Sí estamos a favor de la cultura, sí al apoyo a nuestros creadores, seamos sabios, por el bien de nuestra ciudad.*Gestor cultural, director de Actual, Arte Contemporáneo y Consejero Titular de Artes Plásticas del CECA.
