Con la expectativa, al menos en el discurso, de que se tratará de una competencia equitativa y democrática, seis funcionarios universitarios se registraron ante la comisión electoral para la sucesión rectoral en la Universidad de Guadalajara.De entre los registrados, a saber, Alberto Castellanos, rector del CUCEA; Ruth Padilla, rectora del CUCEI; Jaime Andrade, rector del CUCS; Héctor Raúl Solís Gadea, rector del CUCSH; Héctor Raúl Pérez Gómez, director del Hospital Civil de Guadalajara; y Ricardo Villanueva, rector del CUTONALÁ, este último parece arrancar con ventaja, de acuerdo a los recientes reacomodos en la estructura política interna de la Universidad y a lo que se escucha en los corrillos de la vida política estatal y universitaria.De cumplirse estos pronósticos anticipados se confirmará que la elección del nuevo rector de la UdeG se decide mucho antes de que se abra formalmente el proceso sucesorio ante los integrantes del Consejo General Universitario cuya mayoría de votos decidirá, en teoría, al próximo rector general de la máxima casa de estudios de Jalisco el próximo mes de febrero.Quedará confirmado también que en esta elección sigue siendo factor fundamental y clave la decisión personalísima del jefe político del grupo universidad que domina a la UdeG desde hace casi tres décadas, el ex rector Raúl Padilla López.Y no es que se trate de una designación simple. La definición se empieza a construir desde meses antes con la reasignación de espacios y posiciones entre los distintos grupos que encabezan el ex rector y ahora diputado federal Tonatiuh Bravo Padilla; el ex rector y hermano de Raúl, Trinidad Padilla López; y el actual secretario general de la Universidad, Alfredo Peña Ramos, quienes pertenecen al círculo más cercano del también presidente de la Feria Internacional del Libro.Pese a este alto grado de discrecionalidad en el relevo de la Rectoría General, desde luego juega el contexto político extra universitario que favorece o pone en desventaja a los aspirantes en contienda.Hoy la cúpula universitaria llega con una clara alianza con el Gobierno estatal, pero luego de haber competido contra Andrés Manuel López Obrador en la contienda presidencial a lado del panista Ricardo Anaya. El primer factor favorece a Villanueva, por ser el más cercano al alfarismo. El segundo, cohesiona al grupo padillista en general, pero no favorece a nadie.Además hoy se habla de que la sucesión estará marcada por el relevo generacional del grupo político hegemónico de la UdeG luego de que hace seis años llego a la rectoría, Bravo Padilla, el último que pasó por la presidencia de la extinta Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG). Esta condición daría puntos a Castellanos, pero sin duda también a Villanueva.Ese es el escenario en el que transcurrirá la sucesión rectoral a menos de que haya una remota sorpresa y los consejeros universitarios voten sin consigna y por el proyecto que les parezca más atractivo de los seis aspirantes, que por los antecedentes históricos de los relevos en la rectoría desde hace 24 años, serán más protagonistas de una simulación que de una verdadera elección abierta y democrática. Veremos.jbarrera4r@gmail.com