Esta semana se cumplieron cuatro años de la entrada en vigor del T-MEC. Este aniversario coincide con la publicación de un dato: en mayo, México vendió 43 mil 881 millones de dólares a Estados Unidos y con esto se consolidó como el principal proveedor de la economía de Estados Unidos. El segundo lugar en esta tabla es Canadá con 35 mil 669 millones y el tercer lugar corresponde a China que vendió 35 mil 037 millones.De los tres países, México es el único que incrementa sus ventas. El 6.1% de avance mexicano contrasta con el retroceso de 2.8 de Canadá y el 2.3% de que cayeron las ventas de China.Pongamos los 43 mil 881 millones de dólares en perspectiva. La cifra es impresionante. Empecemos por decir que es ocho veces más de lo que se ingresa por remesas. No es asunto de un mes. En los primeros cinco meses de 2024, las exportaciones a Estados Unidos representaron un total de 206 mil millones de dólares. En el mismo periodo, los envíos de mexicanos residentes en el exterior sumaron 25 mil 129 millones de dólares.Podemos comparar los 206 mil millones de dólares de mayo con lo que se exportaba antes de que entrara en vigor el T-MEC. El valor acumulado de las exportaciones entre enero y mayo de 2020 fue 149 mil millones de dólares, de los cuales 80% fueron a Estados Unidos, alrededor de 120 mil millones. En cinco años, prácticamente se ha duplicado el volumen de las ventas a nuestro mayor socio comercial. Esto ha ocurrido a pesar de la pandemia y Trump... o gracias a ambos. El COVID-19 y el conflicto de Estados Unidos con China cambiaron las cosas de manera dramática. Hay una reorganización de las cadenas globales de producción que resultó benéfica para México. Nos hemos convertido en un proveedor mucho más importante para ellos, porque somos una pieza clave en su estrategia de desacoplamiento respecto a China. Un socio ideal, en tiempos en los que la cercanía geográfica se volvió una ventaja competitiva casi imbatible.A México le corresponde convertirse en la “fábrica” principal de Estados Unidos. Ese rol lo desempeñó China durante tres décadas. En ese periodo, el Dragón aprovechó para convertirse en una superpotencia económica. ¿Qué haremos nosotros con esa oportunidad? A mediados de 2024, estamos aportando el 16% de las compras que Estados Unidos hace al mundo. Si la tendencia sigue, podríamos llegar al 20%…, ¿qué haremos con eso?La otra cara de la moneda es que nos hemos vuelto altamente dependientes de Estados Unidos. Alrededor de 40% de nuestro PIB depende de las exportaciones a ellos. Más allá de las estadísticas, podemos “sentir” este fenómeno de integración con la economía estadounidense en varias ciudades del país, donde las principales actividades dependen de la locomotora estadounidense: Tijuana, Ciudad Juárez, Monterrey, Saltillo, Nuevo Laredo, León, Querétaro... ¿Qué tanto pueden crecer las ventas a Estados Unidos? El nearshoring abre enormes posibilidades, pero también pone en evidencia una lista de tareas pendientes. En estos días, hablamos mucho de las inversiones necesarias en electricidad y de cambios urgentes en relación con la administración del agua y los recursos hídricos. Estos temas son importantísimos, pero no son los únicos. Está la necesidad de adecuar nuestro sistema educativo de cara a los retos de la economía global, sin descuidar todo lo relacionado con los grandes problemas nacionales. ¡Qué decir de las aduanas y los pasos fronterizos…! ¿Cuánto de lo que exportamos es mexicano? Desde hace más de una década, los expertos nos llamaban la atención sobre la necesidad de incrementar el valor añadido nacional a los productos que exportamos. No lo hemos conseguido, más bien hemos avanzado y, luego, retrocedimos. Según datos del Inegi, en 2013 era 39.4%. Subió hasta 44.1% en 2015 y para el 2022 fue 40.4 por ciento (La estadística está en un cuadro al que le ponemos menos atención de la que merece. Se llama VAEMG, el Valor Agregado de Exportación a la Manufactura Global).El futuro traerá mayor integración de México a la economía de Estados Unidos. Es una relación de codependencia que es también muy dinámica, determinada también por factores políticos y el cambio tecnológico. ¿Estamos preparados? ¿Cómo nos preparamos?lmgonzalez@eleconomista.com.mx