Hace mucho tiempo que desde lejos sigo el trabajo que hacen los bailarines del Ballet Nacional de España. Hace mucho menos que su repertorio realmente me enganchó. Seguramente se debe a muchos factores entre ellos quizá también sea cuestión de dar a conocer a través de redes sociales el trabajo que hacen tanto en el escenario como en ensayos y montajes, que conecté desde alguna otra fibra.El Ballet Nacional de España en algún momento pasó -en mi opinion- de ser una compañía profesional de danza española a ser una gran compañía de danza, punto. Siempre me ha conquistado la danza (mi propia vida es testigo de ello), entre sus múltiples formas y metodologías el flamenco como danza folclórica se ha consagrado en el inconsciente colectivo de un público internacional al que han vuelto cautivo con el paso de los años a través de su música y particular evocación de las emociones profundas.Desde niña fui testigo que Guadalajara no solo era un asiduo asistente de espectáculos flamencos, españoles y gitanos sino que formó -de la mano de la dinastía Cabal- a una camada de artistas que brillaron por el mundo y aún lo siguen haciendo. Bajo la dirección de un joven lleno de tablas y galardones, Rubén Olmo ha sofisticado la calidad dancística del BNE, ha estilizado movimientos sin perder el motivo por el cual el cuerpo, una mano o la otra debieran de ir hacia dónde van.Con una gran producción, bailaoras y bailaores estarán girando nuestro país y sus escenarios principales sin dejar de pisar la sala 1 del Conjunto Santander de Artes Escénicas el próximo 16 y 17 de julio. No me cabe la menor duda de que el próximo fin de semana harán dos llenos, la tradición (en esta ciudad) pesa para bien y para mal pero sé que el público saliendo de ahí además de reafirmar su gusto por la danza española se llevará una aproximación a la belleza que quedará impresa en el corazón.Así que sin más, recomiendo muchísimo ir al teatro el próximo fin de semana, ahí nos vemos.