Para entender el futuro político es vital repasar de dónde provienen las corrientes de ideas y sentimientos que influyen en el debate social. Tanto en México como en Estados Unidos tenemos una larga historia de confrontaciones entre liberales y conservadores. Allá la polarización se ha decantado en dos partidos que, de forma muy heterogénea los aglutinan: los demócratas liberales y los republicanos conservadores. Aquí la lucha ha cambiado de siglas y colores pero se mantiene entre una amplia zona gris luego del declive del liberal PRI y el ascenso del movimiento liberal de Morena. Lo que es un hecho es que en ambas naciones está en proceso una reconfiguración de la geografía política. Aquí el talante liberal de la Ciudad de México se mantiene ante el perfil conservador de las ciudades del Bajío, Querétaro y San Luis Potosí, y por supuesto Jalisco. Sin embargo, el crecimiento demográfico, la movilidad y los relevos generacionales han provocado un crecimiento de las corrientes liberales. En los Estados Unidos la polarización se da en las costas liberales encabezadas por California y Nueva York y el llamado MidWest conservador con Texas y Missisipi como punta de lanza. Pero hay Estados rojos que están migrando a azules como nevada y Arizona.Aquí, es claro que el fenómeno político que representa el Movimiento creado por el Presidente López Obrador aglutina a muchos liberales en su mayoría, pero también a muchos conservadores pragmáticos que han decidido dar el salto. La polarización ideológica que identifica a los liberales con el pensamiento progresista y a los conservadores con la tradición apegada al pensamiento religioso, se ha diluido para dar paso aquí, a una polarización entre un movimiento social reivindicador de los más pobres, frente al enorme desgaste sufrido por la clase política tradicional y una lucha contra la corrupción de las élites.Allá también se ha desdibujado el perfil ideológico para dar paso a la narrativa del ataque de los neoconservadores de Trump que dicen luchar contra grupos del establecimiento tradicional que consideran corruptas, ubicadas en ambos partidos planteando una suerte de purga necesaria para recuperar el rumbo. En Estados Unidos esa suerte de insurrección surgió de la derecha, aquí la propuesta de transformación salió de una amalgama encabezada por la izquierda. Allá el presidente Biden advierte de una amenaza contra la democracia representada por Trump en un discurso memorable pronunciado el jueves pasado en Filadelfia. Aquí el Presidente López Obrador advierte continuamente sobre los embates conservadores en sus alocuciones matutinas. Ambos mandatarios representan posiciones liberales y ambos comparten una visión proactiva en las políticas sociales. Y ambos van a enfrentar un reto electoral en 2024. Pareciera que la fuerza relativa interna del Presidente mexicano, medida por la popularidad, es mayor que la de su colega estadounidense. Pero ambos tienen tras de sí el fantasma de los problemas económicos que deben resolver para evitar el desgaste que provoca una inflación creciente y un bajo crecimiento. Los Presidentes son liberales y tienen más en común de lo que parece, dados los retos parecidos, plataformas compatibles; las diferencias están en la coyuntura de las negociaciones naturales en el curso de una relación comercial y económica que ha sido tradicionalmente asimétrica. Con más afinidades políticas de fondo, a ambos les conviene avanzar en el entendimiento para navegar un mar que amenaza con agitarse en los próximos meses. Con esa perspectiva la visita del Secretario de Estado a México no solamente es positiva, sino representa una oportunidad para coordinar los intereses compartidos y contener las diferencias a cuestiones que puedan resolverse puntualmente. La polarización entre liberales y conservadores de tintes ideológicos, ahora está manejada por dos mandatarios calificados de izquierda, que no lo son tanto, y que se enfrentarán a los nubarrones de la tormenta económica, que requiere de mantener el respaldo popular y en ese sentido estar de acuerdo les conviene a ambos presidentes y a ambas naciones. Por eso, es probable que la visita de Antony Blinken resuelva muchas dudas y ofrezca certidumbre.luisernestosalomon@gmail.com