México requiere una reforma integral al Sistema Nacional de Pensiones para lograr dos objetivos fundamentales: frenar el costo fiscal que tiene la Ley de 1973 para las finanzas públicas e incrementar la tasa de reemplazo que tendrán quienes se jubilen con el esquema de cuentas individuales que se creó en 1994.Pero, además de las pensiones a nivel federal, tenemos un muy serio problema en los sistemas de pensiones estatales, de los cuales casi no hay información. Conocemos muy poco de la magnitud real de la situación, aunque claramente se sabe que los sistemas estatales (de gobiernos estatales, municipales y universidades de los estados) no están adecuadamente fondeados para cumplir con el compromiso del pasivo laboral y pensionario.En ese sentido resulta alentador ver que el Gobierno de Alfredo del Mazo en el Estado de México ha enviado una iniciativa de ley para atajar este problema. La reforma al ISSEMYM se propone lograr la viabilidad financiera del sistema, modernizar la atención médica, incrementar las cuotas y aportaciones, crear cuentas individuales y establecer convenios de portabilidad entre distintos sistemas de salud (estatal, ISSSTE e IMSS).El planteamiento va en la dirección correcta, pero se queda corto en el esquema que propone, ya que los trabajadores pueden optar por permanecer en el régimen de seguridad social actual o migrar a una cuenta individual. Se trata de una Ley de 1969 que les otorga beneficios que son insostenibles. Si bien los nuevos empleados del Estado de México tendrán una cuenta individual, y con eso se cierra la llave de la Ley de 1969, el Estado de México debería buscar una solución más audaz y profunda para detener la hemorragia financiera de su propia generación de transición.