En alguna ocasión, platicaba con un candidato a la gubernatura por Movimiento Ciudadano. Corría el año 2012 y justo terminaba un evento proselitista en Mazamitla, en la plaza central.El candidato en cuestión, Enrique Alfaro, había sido alertado por su equipo de seguridad porque había varios vehículos polarizados dando vueltas en círculos. El hecho no pasó a mayores y, tranquilizado el asunto, se dio tiempo de platicar de manera informal con los reporteros que estábamos en la gira.En aquel entonces, Jalisco mantenía cifras relativamente bajas en materia de inseguridad con respecto a Entidades como Michoacán, Colima, Zacatecas o Guanajuato. No era el paraíso, como nunca lo ha sido, pero había una percepción mayor de tranquilidad con respecto a los vecinos.Quizás por ignorancia, o incluso hasta inocencia, le pregunté si no era algo destacable que un Estado ubicado en medio del corredor de drogas, como Jalisco, se mantuviera en relativa calma cuando la hoguera ardía en los alrededores.“El problema está en compararnos con los peores. Eso sería lo más fácil”, me respondió.Consideré que la razón le asistía y el tema ahí quedó.Once años después, el mismo político, ahora gobernador de Jalisco, decidió compararse con los peores para pretextar las cifras que hoy colocan a Jalisco como el primer lugar nacional en superficie forestal afectada por incendios, de acuerdo con la estadística abierta de la Comisión Nacional Forestal (Conafor).Sólo entre el 1 de enero y el 27 de abril, México ha registrado tres mil 093 incendios forestales, y 491 de ellos (16%) fueron en Jalisco. El problema real está en las decenas de miles de hectáreas que se han quemado en esta Entidad, y el humo que millones de personas han llevado a sus pulmones derivado de estas quemas.El dato duro es brutal: 20% de las hectáreas totales de suelo forestal que se han quemado en México están en Jalisco. Y eso sin contar los últimos días de abril y los primeros de marzo, que han nublado de ceniza el cielo de Guadalajara con humo proveniente desde Atemajac de Brizuela y Chiquilistlán.El gobernador afirma que hay “otro tipo de agendas” que buscan descalificar el esfuerzo que han hecho para la prevención y reacción a incendios forestales. Habla de 45 mil 782 hectáreas afectadas (más que los datos de Conafor) y más incendios que en otros años, pero menos territorio forestal dañado.En cifras redondas, todo el Bosque La Primavera tiene una extensión de 30 mil 500 hectáreas. Si seguimos las cifras del gober, en proporción el estiaje de este año ha devorado lo equivalente a La Primavera y 50% más.¿Son cifras para celebrar? Claro que no. El propio Alfaro lo reconoce así. Pero luego compara el dato con 2017, un año antes de que iniciara su periodo, donde hubo 759 eventos y casi 190 mil hectáreas dañadas. El índice de afectación entre entonces y ahora es casi cuatro veces menor. Ahí está el esfuerzo. Ahí está el triunfo.Pero hay uno más: el subregistro. Porque, justos como somos, en Jalisco sí reportamos todos los incendios a la Conafor, mientras que en Guerrero sólo se reporta 13% del total. ¿De dónde sale ese dato? Del satélite Sentinel II.Oficialmente, Jalisco es el puntero nacional en daños por fuego en bosque, pero según las cifras de quien hoy es nuestra autoridad, hay que ver que otros estados están peor y, por ello, agradecer que aquí la estrategia es la correcta.Hoy la ciudad se llena de humo, millones de seres vivos lo inhalan y las alertas se activan día con día. Sí: Jalisco está mal, pero ojo acá: en Guerrero incendian más.