La invasión rusa rompió el tablero y convirtió el 2022 en el año que nadie esperaba. En vez de tibia recuperación tenemos en puerta una fría recesión. La decisión de Putin prendió fuego en un terreno que presentaba condiciones incendiarias. Algunas cosas se dislocaron: el abasto del petróleo, el trigo y los fertilizantes, por ejemplo. Otras cosas quedaron en evidencia, entre ellas el Bitcoin. La reina de las criptomonedas no fue un refugio contra la inflación ni resultó el oro digital que sus evangelistas predicaban. Ha perdido más de 70% de su valor desde noviembre.Estamos a la mitad del 2022 y es claro que vivimos un momento estanflacionario. La inflación empuja hacia arriba y el crecimiento jala hacia abajo. Inflación de dos dígitos y PIB de cero o menor a cero es un escenario muy probable para muchos países, en Europa y América.¿Cuánto tiempo durará la presión inflacionaria y la depresión económica? Los datos alimentan el monstruo del pesimismo y están matando de hambre la mascota del optimismo. Tendremos un mal segundo semestre del 2022 y un 2023 que estará lleno de nubarrones y tormentas. En tres escenarios principales se desarrolla la obra: el Teatro Militar está en Ucrania. El Circo de los Mercados tiene su epicentro en Wall Street. En la Reserva Federal de Estados Unidos, con sede en Washington, se presenta el espectáculo del Teatro de Sombras. El difícil combate contra una inflación que tiene un componente monetario y muchas dosis de geopolítica.La guerra que iba a durar tres días ha entrado en su quinto mes. Nadie va ganando. Todos pierden… con la excepción de los fabricantes de armamento. La respuesta a la invasión rusa ha sido una andanada de sanciones que quieren golpear a Rusia, pero también tienen su efecto boomerang. Europa batalla contra la alta inflación y el riesgo de desabasto de energía. Los datos apuntan a que es la región del mundo en la que es más probable que haya recesión. España ya registra inflación mayor a 10 por ciento. En Estados Unidos, la inflación pasó de 4.9 a 8.6. los pronósticos de crecimiento han pasado de 3% a menos de 2% y siguen bajando. Las probabilidades de recesión están por encima del 60 por ciento. Lo más probable es que suceda en 2023.Los mercados estadounidenses han tenido su peor primer semestre desde 1970, cuando Richard Nixon ocupaba la Casa Blanca. En seis meses perdieron 8 billones de dólares en valor de capitalización. El S&P cayó 20.58%; Nasdaq 29.51%; Dow Jones 15.31 por ciento. Una parte del gran ajuste a la baja es corrección de las ganancias exuberantes que tuvieron durante más de una década en Estados Unidos. Otra parte refleja el pesimismo de los inversionistas que se asoman al futuro y no les gusta lo que ven. Es la estanflación, pero también una guerra que podría complicarse. No necesita convertirse en la Tercera Guerra Mundial para meter a la economía mundial en un hoyo negro.Las alzas en las tasas de interés estaban previstas para el 2022, pero se suponía que se darían en un contexto más ordenado, algo así como un soft landing, aterrizaje suave. Está claro que la intervención de la Reserva Federal se da en un contexto complicadísimo. Es un aterrizaje duro, hard landing. Tiene que subir las tasas de manera muy agresiva, para convencer a los mercados que toma en serio el problema inflacionario y aplacar las expectativas. Debe hacerlo, aunque todos saben que muchas cosas están fuera de su alcance. El abasto de petróleo o la cosecha de trigo, entre otras cosas. Cuenta más Putin que Jerome Powell.¿Cómo le fue a México… cómo le irá? El PIB creció 1% en el primer trimestre; todo indica que en el segundo trimestre el crecimiento será menor. La inflación está muy cerca de 8 por ciento. Para mantenerla así, se ha requerido un esfuerzo presupuestal que vale entre 500 y 1,000 millones de pesos diarios. El mercado laboral iba bien hasta abril, pero mayo arrojó una pérdida de medio millón de empleos. La Bolsa Mexicana perdió 10.71% y la BIVA 10.46 por ciento. Falta ver cómo viene junio y el segundo semestre. Las alzas de tasas por parte del Banco de México seguro frenarán el crecimiento, quizá detengan la inflación. El gran motor está en el sector externo: exportaciones, turismo, remesas y hasta Inversión Extranjera Directa. Sabemos que si a Estados Unidos le da gripe, a nosotros nos da pulmonía. ¿Qué nos pasará si a ellos les da pulmoníalmgonzalez@eleconomista.com.mx