Tiene la pasión por la naturaleza de todos los ecologistas y la inteligencia científica de un hombre estudioso de los procesos biológicos y del manejo territorial, pero lo que hace que el tapatío Sergio Graf haya sido distinguido con el Premio Nacional al Mérito Ecológico 2018 es que entendió y puso en práctica la idea de que la conservación de la naturaleza es antes que nada un proceso social, que se construye desde las comunidades y con las comunidades, que la ecología es la relación del hombre con su entorno y no un sistema aislado.Sergio Graf fue director de la reserva de la Biósfera de Manantlán, en el Sur de Jalisco, una de las más complejas e interesantes del país por la diversidad de flora y fauna. Además de promover la investigación científica y la conservación, la gestión de Graf al frente de esta maravilla natural se caracterizó por el trabajo con las comunidades. Conservar Manantlán no es solo una cuestión de voluntad política y recursos, sino de integración de quienes viven en ella y en los alrededores en un proceso sustentable a largo plazo.Años más tarde, y como parte de esta visión social, logró conjuntar a los ayuntamientos de la cuenca del río Ayuquila para trabajar en conjunto por el rescate del río que en aquellos años vivía una crisis por la contaminación de los ingenios y depósitos de basura. Los que contaminaban río arriba afectaba a los de abajo y tenían que buscar una solución común. La JIRA (Junta Intermunicipal del Río Ayuquila) fue pionera en asociar a municipios no urbanos con un objetivo común. Ese modelo de juntas intermunicipales con objetivos ecológicos lo aplicó después Graf, trabajando para Conafor, en regiones de Chiapas y Yucatán y son hoy un referente nacional.Maestro en Desarrollo Rural por la Universidad de Montpellier en Francia y con estudios de doctorado en Desarrollo Territorial en la Universidad de Guadalajara, Graf ha sido uno de los grandes promotores del esquema de pago por servicios ambientales tanto en temas de agua (diseño en esquema de la ciudad de Colima con Cerro Grande para asegurar el abasto a la ciudad) o en manejo sustentable de bosques.Además de un profesional de alto nivel, Sergio es también un activista en el mejor sentido de la palabra. Siempre está empujando una causa, imaginando y gestionando una solución. Es, por ejemplo, junto con otros ecologistas y activistas, uno de los padres del nuevo modelo de gestión del Bosque de La Primavera.Sergio Graf no es solo un digno merecedor del Premio Nacional al Mérito Ecológico 2018, es un activo de Jalisco y de México en materia de medio ambiente. Escuchar a Sergio y observar los resultados de su trabajo hace que podamos pensar, esperanzadoramente, que los problemas ecológicos tienen solución.Salud, maestro.(diego.petersen@informador.com.mx)