El galimatías que ha provocado Samuel García en Nuevo León se ha convertido en un bochornoso momento político en la historia de ese estado. El deseo, intención, arrebato o decisión de volver al cargo de gobernador -posición a la que él mismo renunció-, además de olvidarse de sus aspiraciones presidenciales, omitiendo los trámites y resoluciones jurídicas y legales que están vigentes, demuestran que -el hasta ahora oficialmente ex gobernador- se quiso pasar de listo y al final de cuentas solo quedó exhibido.No se necesita ser erudito en términos legales o legislativos para darse saber que ante una decisión del Congreso del Estado de Nuevo León y una resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para revertir la determinación de permiso se debería haber recurrido por las mismas vías, en tiempo y en forma, pero de ninguna manera haciéndolo verbalmente o solo publicándolo en el Diario Oficial.Fue muy obvio, a la vista de todo el mundo, cuando la disposición marcaba que en el primer minuto del 2 de diciembre tomaba posesión el nuevo gobernador interino -para cubrir la ausencia del solicitante- y se iniciaba el periodo de permiso, la decisión -vamos llamándolo- de arrepentimiento de Samuel García se hizo pública después de ese plazo y no por los conductos apropiados.Y es que no hay justificación a la irreflexiva reacción de Samuel García, quien en su historial educativo tiene título en derecho y finanzas, maestría en derecho público y doctorados en política, administración pública, derecho fiscal, constitucional y gobernabilidad.Pero lo que más sorprende, son sus permanentes cambios de posicionamientos.Primero su promesa cuando buscaba la gubernatura, que dijo que si ganaba, estaría los seis años y no se distraería con la presidencia. El 7 de junio pasado, ante los rumberos que se escuchaban sobre su posible intención, señala que “Ahorita estamos concentrados en Nuevo León, sobre todo este momento tan importante para Nuevo León que requiere un gobernador concentrado 100% en el estado, por lo que no me voy a engolosinar con el 2024”. Pero el 25 de agosto cambió de opinión y ante un grupo de jóvenes mencionó, “¿sabían ustedes que la Constitución federal de México prohíbe a los jóvenes participar para la Presidencia?. Hay un artículo que establece que para ser Presidente de la República tienes que tener 35 años o más el día de la elección, por eso llega puro viejillo, ¿pero adivinen qué? Tengo 35 ”.El pasado 10 de noviembre, se olvidó de su promesa de Nuevo León y anunció su deseo de ir por la presidencia: “Llevo 10 años planeando, imaginando y modelando un nuevo Nuevo León que hoy ha dado resultados, pero también quiero decirles que desde que nació Mariel -su hija- mía ganar por mover a México, de que se transforme en algo nuevo, se han triplicado”. El viernes por la noche, exactamente a las 8:32 minutos, publica un mensaje en redes sociales, donde muy convencido dice, “Tengo un mensaje importante para ti: El nuevo Nuevo León continúa. A partir de mañana toca seguir trabajando en otra trinchera para que nuestro estado le vaya mejor. Porque si a México le va bien a Nuevo León también”. Casi 5 horas más tarde más tarde -1:17 am-, ya en vigencia su permiso de licencia, Samuel García le dice adiós a la candidatura de Movimiento Ciudadano a la presidencia e intenta regresar a asumir la función de gobernador. Y para rematar con broche de oro, el sábado 2, a las 6:50 de la tarde, publicó un mensaje en redes sociales y dice “ Tengo palabra. Les prometí que no iba a dejar a Nuevo León en las garras de la vieja política. Y aunque pusimos a México de cabeza e íbamos a ganar la presidencia, lo más importante es Nuevo León.#MásPuestosQueNunca”. Además, dice que ahora su meta estará en el 2030.En todo este barullo y con la voluble posición del joven neoleonés, el que pierde credibilidad es Samuel -al margen de que regrese a la gubernatura-, pierde Movimiento Ciudadano lo que parecía una prometedora ficha para su ajedrez político y pierde López Obrador, quien fue el que lo proyectó y lo promocionó para su conveniencia. Aunque hoy, lo más contentos con todo este escándalo, puede que sean los de la oposición.¿Usted, qué opina? Daniel Rodríguezdaniel.rodriguez@dbhub.net