Se cayó el puente y todos eran migrantes

Que revelador resultaba cuando hace unos días hablamos en este mismo espacio de los “elogios” de Donald Trump hacia los migrantes, a los que calificó prácticamente como “animales” cuando dijo: “No se les puede llamar personas. Opino que en algunos casos no son personas”, y días después Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, se refería a que los inmigrantes “marcan la diferencia real en la oferta de trabajo... tienden a trabajar a un ritmo igual o superior al de los nativos americanos”. Y ahora qué paradójico resulta saber que lo sucedido la madrugada del pasado martes, cuando un buque de carga se impactó contra un pilar del puente Francis Scott Key en Baltimore, las ocho personas afectadas fueran migrantes, quienes trabajaban en el mantenimiento de la cinta asfáltica cayeran al río y seis de ellas perdieran la vida.

Procedentes de México, Guatemala, Honduras y El Salvador, los ocho empleados de la industria de la construcción, quienes en alguna ocasión llegaron al país vecino en busca del “sueño americano”, estaban allí, laborando de madrugada, haciendo el trabajo que los oriundos estadounidenses no quieren hacer y que forman parte de la fuerza laboral que es base de la economía más fuerte del mundo.

Posiblemente este accidente -sin importar cual es la situación legal de los trabajadores- haga recapacitar a muchos quienes pregonan un nacionalismo mal entendido y ese rechazo a migrantes, entendiendo que en la gran mayoría de estas personas lo único que buscan de manera honesta son mejores condiciones de trabajo y de vida para sus familias. No son, como en alguna ocasión Trump hiciera referencia de los migrantes mexicanos, de quienes dijo “traen droga, crimen, son violadores y, supongo que algunos, son buenas personas”. Los ocho que cayeron al río durante el incidente -dos de ellos sobrevivieron- por supuesto que son buenas personas y mejores trabajadores, como lo reconoció la compañía para la que han laborado durante muchos años.

Cuando estamos en medio de las campañas políticas por la lucha de la presidencia en Estados Unidos y en donde el tema migratorio es el eje de la discusión o la plataforma de acusaciones -en ambas direcciones-, muchos quienes se oponen la migración ordenada, deben estar conscientes que esos trabajos pesados de noche y a la intemperie -con los riesgos como el que nos ocupa- solo es aceptado por estas personas que por necesidad y circunstancias aceptan trabajar en esas condiciones. Son millones de migrantes que forman parte de esa plantilla de trabajadores que “trabajan en las tinieblas” y que en la mayoría de los casos no son reconocidos por su esfuerzo. Un estudio del Centro de Investigaciones Pew -organización sin fines de lucro- estima que son poco más de 13 millones de inmigrantes que se encuentran trabajando sin autorización en Estados Unidos y que son parte fundamental en el mercado laboral, en posiciones, lugares y condiciones que son rechazadas por otros empleados. Que aleccionador, revelador y paradójico.

¿Usted, qué opina?

Daniel Rodríguez

daniel.rodriguez@dbhub.net