Los regímenes democráticos son la excepción histórica. No resulta raro que apenas hayan asomado la cabeza en el tiempo, ya que su marcha depende del buen engranaje de numerosas piezas. Lo sucedido con un puente en Londres resulta una excelente analogía de la fragilidad democrática, y con la intentona autoritaria en nuestro país.La periodista Amanda Taub, de The New York Times, recientemente reportó sobre los parecidos entre el Millennium Footbridge, inaugurado en el año 2000 en Londres, y el decaimiento democrático. El puente peatonal londinense se abrió con gran fanfarria, presumiendo su modernidad al mantenerse solamente con cables de suspensión. Sin embargo, al poco tiempo se volvió tembleque, moviéndose de un lado a otro. El problema resultó que los peatones caminaban ordenadamente, yendo de un sentido y regresando de otro, cuando se necesitaba que lo hicieran de manera aleatoria, cancelándose así unos a otros y ayudando a mantener el puente estable. Los problemas de la democracia son muy parecidos. Sus soluciones también.Los contrapesos políticos son los cables de suspensión de la democracia. Los peatones que caminan aleatoriamente y se cancelan entre sí son las innumerables instituciones en el país, formales e informales: desde gobiernos municipales, estatales y federal; pasando por medios de comunicación, sindicatos, organizaciones de la sociedad civil y cámaras empresariales; hasta partidos políticos y los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. En la heterogeneidad de la sociedad radica la casi-imposibilidad del arribo de la tiranía. Sin embargo, lo que Morena ha tratado de imponer es una marcha a un mismo ritmo, en fila india. Y como en gran medida ha tenido éxito, es que vemos que nuestros cables de suspensión se han vuelto tembleques y, con ellos, nuestra democracia.En México, los estados recaudan poco, por lo que siempre le extienden la mano al gobierno federal; con 24 estados gobernados por Morena, y otros por partidos opositores débiles, muchos marchan en fila india. Los organismos constitucionalmente autónomos han sido destruidos, siendo absorbidos por el gobierno federal, por lo que no habrá fuerzas de cancelación. El Congreso de la Unión tiene mayorías aplastantes morenistas, obtenidas con una muy tramposa sobrerrepresentación, por lo que marcha en fila india. El Poder Judicial ha sido aplastado y, con la elección de juzgadores afines a Morena, marchará en fila india. El Tribunal Electoral y el INE están cooptados, además de aproximarse una reforma que eliminará al último de estos, por lo que marchan en fila india. Y los sindicatos, así como las cámaras empresariales, han guardado un cómplice silencio ante la intentona autoritaria, marchando con la cabeza baja en fila india. Y ciertamente hay excepciones a esta marcha, pero han resultado insuficientes.“La ambición debe contrarrestar la ambición,” escribió James Madison en los Papeles Federalistas. Solo así se evitaría la tiranía. Pero no contábamos con tantos sumisos, arribistas y ambiciosos vulgares en México. El puente de la democracia mexicana ya se está cayendo, y esto solo comienza.