Obra menor, comparada con sus hermanas, las sinfonías Cuarta (“Trágica”), Octava (“Inconclusa”) y Novena (“La Grande”), la Sinfonía No. 2, D. 125, de Schubert, se llevó las ovaciones de la noche -incluidas salvas de aplausos al final de los movimientos primero y segundo- en el cuarto concierto de la Primera Temporada 2022 de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ), la noche del jueves en el Teatro Degollado.Ya con el uso obligatorio de cubrebocas como única restricción, la concurrencia volvió a ser bastante buena: unas 700 personas.Con Rodrigo Macías -desde hace cuatro años director titular de la Orquesta Sinfónica del Estado de México- como director huésped, la OFJ abrió la velada con “Naica”, de la compositora mexicana contemporánea María Granillo. Música incidental para un documental. la obra -breve, por cierto- intenta producir en el oyente, según las notas del programa de mano, “la emoción de estar entrando por primera vez a un recinto sagrado, a una inmensa catedral natural”: “la cueva de los cristales”, en el corazón de una mina en el estado de Chihuahua. Los primeros compases, delicados, armónicos, a cargo de cuerdas y arpa, evocan al célebre “adagietto” de la Quinta Sinfonía de Mahler. Las percusiones (tambor de lado y gong) modifican la atmósfera inicial e incrementan la intensidad.Contemporáneo de Poulenc y Honegger, entre otros, Darius Milhaud penetró en el polifonismo y fue un compositor prolífico, con 409 obras de todos los géneros. “La Creación del Mundo” -el pretencioso título lo dice todo-, con saxofón y trompetas como instrumentos dominantes, intenta recrear musicalmente ese momento de siglos... aunque deja pensando que quizá tenía razón el anónimo autor de la sentencia de que “después de Rachmaninof y 'Cri-Cri', a cualquier cosa llaman música”.Finalmente, Schubert. Obra de juventud -su autor frisaba los 20 años cuando la compuso -, la Segunda Sinfonía refleja tanto la alegría de esa etapa de la vida como el talento de un compositor empeñado en eludir la sombra de Beethoven (su ídolo y modelo por lo demás). La partitura propicia especialmente el lucimiento de las cuerdas en el primer movimiento y del trío (oboe, flauta y clarinete) en el tercero (menuetto), aunque a la lectura de Rodrigo Macías, a cambio del respeto del tempo y el equilibrio de secciones, habría que reprocharle impurezas en las dinámicas: demasiados fortes, escasos pianos.El programa, como de costumbre, se repite el domingo a mediodía, en la misma sala, a partir de las 12:30 horas.jagelias@gmail.com