Como los malos aguacates, Samuel García, “El Nuevo”, se pudrió verde y pasará a la historia no sólo por haber provocado la mayor crisis política de la historia reciente de Nuevo León, sino también por ser el precandidato presidencial más fugaz en la historia política del país. Algo pasó que el Presidente Andrés Manuel López Obrador, su mayor impulsor y defensor, no pudo desactivar las venganzas políticas que el PRIAN le tenía cantadas en el Congreso para poner a uno de los suyos como gobernador interino.Fruto de su novatez e inexperiencia política, Samuel pensó o creyó que desde el Palacio Nacional bastaría presionar a las y los diputados opositores del Poder Legislativo de Nuevo León para obtener la cortesía política de validar a su secretario de Gobierno como interino durante la licencia de seis meses que había solicitado a partir del primero de diciembre, cuando siempre despreció el diálogo y negociación con priistas y panistas, que “representaban la vieja política”.Lo que nunca calculó el intempestivo político regio, su dirigente nacional Dante Delgado, y tal vez ni López Obrador, fue el papel que jugaría la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en esta controversia, por el abierto enfrentamiento que tiene con el Poder Ejecutivo y en particular con el Presidente, por sus continuas descalificaciones desde el púlpito diario de las mañaneras.Con una velocidad no conocida en sus procedimientos, recibiendo la petición del Congreso de Nuevo León en fin de semana y fuera de horario, en menos de una hora la Corte falló poco después de las 23:00 horas del viernes que el priista Luis Enrique Orozco debía ser el gobernador interino, pese a que el Tribunal Electoral había garantizado a Samuel García que su interino tendría que ser emanado o aliado del partido Movimiento Ciudadano.Tras exhibirlo, obligándolo a abandonar la aventura de la candidatura presidencial y regresar de madrugada y por la puerta de atrás al Palacio de Gobierno, el Congreso del Estado con mayoría opositora al Gobierno estatal aprobó ayer el regreso del “Fosfo-fosfo”, luego de que Orozco renunció al cargo de mandatario sustituto, que asumió la noche del viernes en medio de una conflictiva sesión en la que un grupo de simpatizantes del todavía, ese día, precandidato presidencial, dieron portazo en el Congreso para tratar de impedir ese nombramiento. Terminó así ayer el Nuevo León de dos gobernadores y la crisis constitucional en aquella Entidad norteña. Los alicaídos dirigentes del partido Movimiento Ciudadano anunciaron que hasta el próximo 20 de enero elegirán a su nuevo candidato, mientras que en Palacio Nacional, López Obrador lamentó durante 40 minutos lo que le ocurrió a Samuel, al que no pudo proteger de sus diferendos con la Corte, y que se fue con 14 puntos porcentuales que cumplían de sobra la misión que le había encomendado para dividir el voto opositor. jbarrera4r@gmail.com