Estamos a unos días de la elección 2024, esa que le dará a México una Presidenta por primera vez en su historia. Llegamos a estos comicios con el espectro de una nueva política, de nuevos enfoques, de un paso adelante, pero más allá de todo llegamos a esta elección con el deseo de evolucionar, de que sea un voto histórico. Y seguramente lo será.Más de 20 mil cargos a nivel federal, estatal y municipal están en juego y finalmente la paridad llegó a los partidos, pues la mitad de ellos los defiende una mujer: una Presidencia federal, nueve gubernaturas, mil diputaciones entre locales y federales, mil 800 presidencias municipales, 128 senadurías, casi dos mil sindicaturas y más de 14 mil regidurías se definirán este domingo. Acostumbrados a ver el mapa federal y estatal cambiar de color con cada elección, a veces pasan de uno a otro por completo, a veces conservan el mismo, todo depende de los resultados entregados; ojalá que la democracia permita que este año el país muestre el mosaico de colores que necesita para avanzar, pues en ese camino, con todos los tropiezos que ha tenido, reconocimos el poder de la alternancia. Ya no es tiempo de conservar al “malo por conocido” o dudar del “bueno por conocer”.Este 2 de junio, de los casi 100 millones de electores registrados, 51 millones de mujeres podrán ejercer su derecho al voto, ese que tanto costó reconocer hace 70 años, sin embargo, lo importante es la respuesta de los ciudadanos. En 2018 acudió a las urnas el 63% de los electores, se estima que este año ascienda al 70% la participación. Setenta millones de adultos en las calles en todos los rincones del país es un número extraordinario. Si lo pensamos un poco, sería la movilización civil más grande que se verá en el país. Ojalá que la estrategia de seguridad se encuentre a la altura para brindar la confianza que los ciudadanos necesitan y hacer que la jornada sea lo que todos esperamos.¿Es peligroso salir a votar? Es posible. Todos vivimos un escenario distinto. Reconozcamos que nuestro territorio tiene regiones menos favorables que otras; sin embargo, considero que el verdadero peligro es no salir para hacerlo.En este país con tendencia a la polarización lo importante es reflexionar sobre en qué México queremos vivir, qué propuesta se acerca a lo que necesitamos de cara al futuro. Durante las campañas se habló mucho sobre la falta de propuestas entre los aspirantes a los distintos puestos de elección popular, sobre quién ganó o perdió en los debates locales y federales, sin embargo, hay que tener claro qué queremos, ¿lo sabemos? ¿Lo tenemos ya con el partido oficial o merece la pena hacer un cambio? De los ciudadanos depende el voto de confianza o de castigo, pero el abstencionismo es la única manera de perder la oportunidad que se otorga para participar en la definición del municipio, Estado y país que queremos. Sin importar lo que las encuestas digan o el porcentaje que tal o cual candidato lleve acumulado, nuestro voto, nuestro único voto, es el 100% de nuestra decisión y vale mucho más de lo que cuesta: admitámoslo, es una inversión de tiempo, de esfuerzo y puede que hasta de dinero, pero más allá de cualquier discurso, cada voto cuenta y no ejercerlo puede salirnos demasiado caro.