Aunque toda la pauta y el ritmo de la iniciativa que garantizará al menos el dos por ciento del presupuesto estatal al Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco (STJ) vino del Poder Ejecutivo, es por donde se le vea una buena noticia que habrá que ver si se capitaliza con un ejercicio verdaderamente autónomo en la administración de la justicia y con una verdadera limpia a un Poder Judicial que sigue siendo uno de los peores evaluados del país. Al igual que en el caso de la controvertida iniciativa para la reforma por la paridad de género hace unas semanas, cuando fue el jefe del Ejecutivo el que la presentó y no las diputadas locales del partido Movimiento Ciudadano, fue el gobernador Enrique Alfaro quien presentó el pasado 5 de junio esta propuesta que fue aprobada el 14 de julio por el Congreso y promulgada el martes pasado una vez que fue aprobada por la mayoría de los municipios. Sin duda es alentador que el presupuesto del STJ, supeditado económicamente siempre al Poder Ejecutivo, eleve casi mil millones de pesos su presupuesto el año próximo por esta iniciativa, al pasar de los 2 mil 213 millones de pesos ejercidos este año a los más 3 mil 177 millones en el 2024 que por ahora equivalen al dos por ciento de los 158 mil 860 millones de pesos del presupuesto estatal. Pero lo más importante es que en lo sucesivo habrá un porcentaje fijo, que debería crecer al menos al 3 por ciento, para no dejar al criterio del gobernador en turno el presupuesto del Poder Judicial.Si se ejerce con transparencia y honestidad, desde luego que esta crecida presupuestal servirá para edificar más espacios y contratar más jueces, para combatir así la sobrecarga de casos que tienen colapsados los juzgados, y se convierten en fuente de corrupción e impunidad.Pero lo que hay que dejar claro es que sólo con autorizar más dinero al Poder Judicial de Jalisco no se logra en automático su autonomía y su verdadera independencia del Poder Ejecutivo, para hacer realidad la separación de poderes y normalizar el orden constitucional. En Jalisco, como en muchas otras entidades, estamos lejos de tener equilibrio de poderes, como por primera vez empieza a asomar en el país, con el contrapeso al Ejecutivo federal en el que se ha convertido la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), bajo la presidencia de la ministra Norma Piña.Pese al avance democrático y las alternancias políticas que hemos vivido en nuestra Entidad, ni en los gobiernos priistas, panistas o el actual emecista, el STJ y su titular en turno han tenido el carácter para cumplir su obligación de emanciparse de los dictados que les llegan de Palacio de Gobierno y convertirse, como la primera presidenta mujer de la Corte, en los defensores del cumplimiento de las leyes en el Estado.jbarrera4r@gmail.com