En ocasiones los comicios desnudan a sus participantes. En el caso de San Luis Potosí parece que evidenciarán la complicidad de Morena, o sea del presidente López Obrador, con una familia política muy cuestionada.En San Luis Potosí, tierra de movimientos por la democratización mexicana como el de doctor Salvador Nava, se cocina algo feo. Una, digamos, grotesca simulación.Quien diga que Morena llevaría ahí a una candidata de perfil respetable dirá parcialmente la verdad. Es cierto que el partido de López Obrador perfila como aspirante a gobernadora a una funcionaria potosina de buena fama; pero no vaya a resultar que la verdadera intención presidencial sea utilizar a Mónica Liliana Rangel Martínez, actual secretaria de Salud del gobierno estatal priista, para posibilitar el triunfo de esos que, como ya se ha dicho antes, no son partido, ni verdes, ni ecologistas: el PVEM.Cuentan que Morena jugará a perder en San Luis. A perder en el papel a sabiendas de que ganará un partido palero y mangoneable. Un aliado rastrero (eso lo digo yo, o cualquiera, pero no se le achaque a Morena, ellos serían incapaces de decirles sus verdades en la cara al PVEM).La jugada sería lamentable por el nivel de simulación (Morena usaría, además, a SLP para cumplir la cuota de género), pero es preocupante porque además abriría la puerta al triunfo de un personaje cuestionado.Como el PVEM no le hace ascos a nada, su candidato será José Ricardo Gallardo, experredista de pasado turbio. Hijo además de otro político cuestionado. Vayan a Google y pongan los nombres de cualquiera de ellos y ya, el CV se completa solito.Ahora, sinceramente no sé quién desprestigia a quién, si el PVEM a Gallardo o éste a los oportunistas por excelencia, pero esa es otra cuestión.Lo clave es que a Morena se le nota a leguas su conflicto de interés. Lanzarían a la gubernatura a una candidata de sacrificio pero los candidatos de López Obrador en los siete distritos federales que corresponden a San Luis los pondrá el PVEM.No sé cómo logra Mario Delgado contener la risa al hablar de que tienen candidata a gobernadora cuando sus candidatos a San Lázaro los pondrá ese al que retrataron alguna vez con una bolsa de efectivo en un aeropuerto chiapaneco: Arturo Escobar. Bueno, sí tengo claro cómo Delgado logra aguantarse la risa, pero también eso es otra cuestión. Como parte de la alianza nacional PVEM-Morena-PT, el partido que en 2018 prometió renovar la vida pública, en 2021 hará campaña para que en SLP ganen siete diputados federales pevemistas. Sobra recordar lo importante que es para AMLO retener la mayoría en San Lázaro y lo poco doloroso que sería perder la gubernatura a manos de achichincles tucanazos.Esos enjuagues serían poco elegantes, insisto. Los desnudaría en que, en efecto, tanto los pejistas como los pevemistas solo quieren el poder por el poder sin escrúpulo alguno. Bueno, y la lana, pero eso es -última vez que lo digo- otra cuestión.Pero de rebote la tierra de Nava podría quedar en manos de uno del clan Gallardo. Cómo sería eso de grave que morenistas potosinos protestaron diciendo que: “no vamos a permitir que una persona con historial delictivo, nos robe la candidatura”.En la lucha por la democracia, alguna vez el doctor Nava marchó con un joven AMLO. El tabasqueño paga hoy ese servicio pavimentando el camino del PVEM a las arcas potosinas y del poder a un Gallardo. Qué bueno que don Salvador hace mucho que murió y no tuvo que atestiguar esto.