¿Se acuerdan de Ismael Nieves Ramírez alias RoboCop? El joven con una prótesis de pierna, manco del brazo izquierdo y no sé qué tantas ñáñaras más. Pese a sus precarias condiciones, posee un sentido del humor maravilloso. Dice que si Dios no lo quisiera ya se lo habría llevado; pensar que otros, teniéndolo todo, se quejan de su suerte. ¡Bien haya! Hace unos días me detuvo en el lugar que habitualmente recorre, en la confluencia de las avenidas Patria y Las Américas, para preguntarme qué es la Constitución y para qué sirve, y agregó: “¿Por qué la quieren cambiar?”.En el año 1215, le dije, para limitar el poder del Rey Juan I de Inglaterra, los señores feudales lo obligaron a firmar un documento llamado “Carta Magna”, en el que se comprometía a respetar los fueros de los propietarios de la tierra. Se rascó la cabeza y me dijo: “¿y eso qué tiene que ver con nosotros?” Le comenté que, desde entonces, como su nombre lo indica, una Constitución es el documento fundacional, el acta de nacimiento por el que el pueblo da origen al Estado y, en ejercicio de su libertad y soberanía, determina su forma de Gobierno. En nuestro caso, los padres fundadores decidieron que fuéramos una república democrática, representativa y federal, integrada por Estados libres y soberanos. La Constitución, además, define los roles y establece los límites de las relaciones entre los poderes de la Unión, así como entre el Gobierno -en sus tres niveles- y los ciudadanos; el régimen de propiedad y los derechos y obligaciones de los habitantes de nuestro país. Me miró con curiosidad.Agregué que, desde la declaración de Independencia, México convocó a un Congreso Constituyente para dotar a la nueva nación de los instrumentos jurídicos y políticos que le dieran orden y conducción en el futuro. Morelos redactó, con tal propósito, los Sentimientos de la Nación, documento precursor de nuestra actual Constitución Política. Siguieron a este ordenamiento las constituciones de 1824, 1836, 1843, 1857 y la actual, de 1917. Esta última -consecuencia de la Revolución Mexicana-, fue promulgada el 5 de febrero del citado mes y año. “Y ¿para qué la quieren cambiar?” Preguntó RoboCop. “Quien la quiere cambiar, como parte de su estrategia para ganar las elecciones y convertirse en factótum de la política nacional, es López Obrador” le respondí. El Presidente es un agitador profesional que ha hecho de la polarización social, el caos y la mentira su método de dominación. Ayer fue quemar pozos petroleros e invadir, por meses, la Av. Reforma. Hoy, AMLO, que no cuenta con los votos para realizar las modificaciones que garanticen el éxito de su 4T, propone -al cuarto para las doce y con propósitos electoreros- un proyecto inviable para detonar un conflicto de clases: ricos vs. pobres; mientras los graves problemas nacionales -migración, narcotráfico, seguridad, desabasto de medicinas y violencia, entre muchos-, son desestimados. “¡Por eso es importante votar, RoboCop! ¡!Hay que poner límites…! ¡Nada de carro completo! ¿Ya tienes tu INE?”.