El décimo aniversario de la muerte del niño Miguel Ángel López Rocha, quien murió días después de caer a las contaminadas aguas del Río Santiago “por falla orgánica múltiple e intoxicación aguda por arsénico”, encuentra nuevamente a unas autoridades paralizadas por la ineficiencia y negligencia para enfrentar este ecocidio que está a punto de volverse irreversible ante tanta indiferencia y omisiones.Hace 10 años, la muerte de este menor visibilizó el desastre ambiental que crecía desde décadas antes por el daño masivo causado a este cuerpo de agua por el vertido impune de residuos de industrias altamente contaminantes y que por su magnitud eran desde mucho antes de la tragedia ya una amenaza mortal para todas las comunidades aledañas a esta cuenca.Como siempre pasa, vino una serie de medidas de emergencia y reactivas. La más notoria fue la macro recomendación que emitió la Comisión Estatal de Derechos Humanos. La constituían más de 200 acciones que recomendaban a 14 alcaldes, al gobierno estatal, a la Comisión Estatal del Agua y al SIAPA. Su publicación provocó una fugaz activación de medidas de estas y otras instancias de gobierno, incluso de la Federación, que nunca tuvieron el seguimiento y la supervisión necesaria para detener la degradación continua de este río considerado como uno de los más contaminados del mundo.Un botón de muestra es que en 2009 que se emitió la macro recomendación las sanciones de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) a las empresas que tiraban desechos al Santiago alcanzaron una cifra récord de 44 multas, sin embargo esta supervisión se fue relajando al grado que el año pasado sólo se aplicaron 5, según reveló EL INFORMADOR el pasado 6 de febrero.A la propia CEDHJ le pasó de noche la conmemoración el martes pasado de los 10 años de muerte de Miguel Ángel que bien hubiera sido una buena oportunidad para hacer un llamado a quienes han incumplido en este tema, como sucedió el año pasado que la propia Comisión emitió un ultimátum a siete alcaldes (Arandas, Atotonilco, Chapala, Ixtlahuacán, Ocotlán, Poncitlán y Tototlán) que no habían cumplido una sola de las recomendaciones. Doce meses después nadie ha informado si atendieron o ignoraron también ese llamado.Sexenios van y sexenios vienen y el saneamiento del Río Santiago sólo queda en promesa.Por ello habrá que exigir a los que se van informar quiénes y por qué fallaron y a los próximos candidatos al gobierno estatal que expongan con claridad que harán para parar este vergonzoso desastre ambiental.jbarrera4r@gmail.com