Es cierto, para la gran mayoría un auto es sólo una herramienta para moverlos de un punto a otro. Pero también estamos los que nos entusiasman algunos coches. Los que disfrutamos cómo nos lleva a donde queremos ir, que nos hacen que el traslado, en ocasiones, sea más placentero que el destino. Y no me refiero a súper autos, de los que la gran mayoría no manejará nunca y, si tienen suerte, sólo lo verán pasar alguna vez. En ese momento quedarán como niños chiquitos, con una sonrisa ingenua de quien admira ese juguete distante. Hay otros, sin embargo, mucho más generosos. Autos que nos sirven en el día a día, cuyo precio no es inalcanzable y que su manejo nos libera también esa sonrisa. Volkswagen solía ser una marca que nos daba eso. Ford también. Y Honda. Pero ahora, creo que se va uno de los últimos “héroes de la clase trabajadora”, como dicen los ingleses. Y esto me entristece.El primer auto que me puso una sonrisa en el rostro al manejarlo fue un VW Passat 1977, brasileño. No era grande como el estadounidense, ni sofisticado como el europeo. Su tamaño era equivalente al de un Jetta hoy en día. Pero era cupé, lo que lo hacía aún más atractivo.Ya en México conduje varios autos que nos hacían buscar un pretexto para manejarlos. Uno de ellos fue el Ford Ka. No era precisamente el más bonito, con su diseño “new edge”, tampoco el más seguro, pero cómo era rápido y divertido. Por supuesto, hablando de su categoría y precio, sin compararlo con deportivos ni autos de categorías superiores. No hablo de una edición especial, simplemente los Ka normales ya te hacían disfrutarlo. Mientras funcionaban.El VW Golf también estuvo siempre en esa lista. Y más aún el modelo 2016, que regresó a México después de una larga ausencia y llegó con 160 HP y caja manual. El hatchback alemán se vendía por 250 mil pesos y esto era casi una ganga, aunque obviamente no podemos pensar que este sería su precio en el mercado el día de hoy.VW tuvo, sin embargo, autos más divertidos sin llegar al territorio de los autos caros, como el Polo GTI.Desafortunadamente, algunos productos llegaron a sus nuevas generaciones con poco o nada que ofrecer con relación a ese amor por el buen manejo. No sólo me refiero a cupés, sedanes o hot hatches, esto también pasó con la SUV.Un ejemplo es la Subaru Forester, que desde que perdió su motor turbo -en el mercado mexicano- quedó simplemente como un excelente producto, pero tan divertido como una partida de “solitario” en una vieja computadora. Otra que siguió el mismo camino fue la GMC Terrain Denali que, de la generación anterior a la actual, pasó de ofrecer 272 HP a sólo 170 HP.Pero el verdadero golpe llega con Suzuki. Primero la Vitara pierde el motor 1.4 litros turbo de 138 HP. Con ese motor, se mostraba en casa donde quiera que circulara en México, independiente de la altitud. Ahora, con el Boostergreen y sus 102 HP, le cuesta mucho trabajo hacer lo que antes hacía con gusto: salir a carretera, rebasar, subir pendientes. Además, Suzuki la nombra Grand Vitara… ¿Grand? Bueno.La estocada final en el corazón de los entusiastas llega, sin embargo, con el Swift. Ese excelente coche, bonito, bien diseñado, divertido, era el amigo con el que uno disfruta salir a dar la vuelta y charlar, sin que sea necesario un motivo para eso. Por supuesto que hablo del Swift Sport, que con el mismo 1.4 del que hablé anteriormente era el hatchback de precio contenido más divertido en el país. Pero hablo también del 1.0 turbo, que ahora dejaremos de tener con el arribo de los 2025 “Boostergreen”. Veo el Swift 2025 y pienso en el cantautor estadounidense Billy Joel, quien lanzó en 1977 la hoy premiada canción “Just the Way You Are”, en la que ruega a su amada que no cambie tratando de complacerlo. Claro, ni Suzuki ni ninguna empresa puede darse el lujo de ser románticas e hicieron esto para contener emisiones, obligada por la legislación de Japón, Europa y luego de India. Pero de que duele, duele.Si eres amante de los buenos autos y puedes hacerlo, compra hoy un Swift Sport 2024. Porque de ahora en adelante, no habrá nada que sepa igual, por el mismo dinero. Y eso es muy triste.oliveiraserg@gmail.com