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¿Reivindicar al tirano?

Por: María Palomar

¿Reivindicar al tirano?

¿Reivindicar al tirano?

El Museo Británico vuelve a la vida post-covid (bueno, está por verse qué tan “post”, pero entra en actividad veraniega) con una superproducción: la exposición recién inaugurada que se llama “Nerón: el hombre detrás del mito”, donde más de 200 piezas provenientes de distintas colecciones e instituciones ilustran la vida del emperador y ponen en tela de juicio el estereotipo histórico.

El postrer emperador de la dinastía julio-claudia y último descendiente varón de Augusto nació el 15 de diciembre del año 37 dC en Antium y su nombre original era Lucio Domicio Enobarbo, aunque cuando murió en Roma el 9 de junio de 68 se llamaba Nerón Claudio César Augusto Germánico, pues había sido adoptado por su tío abuelo Claudio, su antecesor en el poder.

Los relatos que han llegado hasta hoy sobre la vida de Nerón proceden de tres fuentes: los historiadores Tácito y Suetonio, casi sus contemporáneos, y Dion Casio, en el siglo II, y son unánimemente negativos. Según ellos, Nerón fue un adolescente que a los 16 años subió al trono gracias a las artimañas de Agripina, su madre, y era narcisista, violento y matón: además de fratricida, matricida y uxoricida, incluso resultó “urbicida”, pues en su locura habría mandado quemar la ciudad en el año 64.

La exposición del Museo Británico invita al espectador desde la entrada a juzgar qué tan cierta considera esa monstruosa fama histórica que ha prevalecido dos mil años. Según informa el Museo,* “se recurrió a las investigaciones más recientes para cuestionar la narrativa tradicional del tirano inflexible y el excéntrico histrión para revelar un Nerón distinto, un líder populista en una época de grandes cambios en la sociedad romana”.

El ingreso es muy teatral (como le habría gustado a Nerón), con un largo corredor oscuro que de repente gira y pone al visitante cara a cara con la efigie más conocida del emperador, préstamo de los Museos Capitolinos de Roma.

Los ingleses lograron reunir una colección estelar de piezas: desde una estatua del Louvre de Nerón niño orejón hasta un busto de los museos romanos donde, ya adulto y probablemente poco antes de su horrenda muerte, ciertamente tiene cara de haber sido capaz de todo eso, si se cree en la versión tradicional… Están otras obras magníficas: el extraordinario busto de calcedonia verde de un camafeo de Agripina, un yelmo de gladiador y varios fragmentos de murales y otros objetos de Pompeya, y hasta parte de un fresco de la Domus Aurea (que recientemente se ha abierto al público en Roma), el gran palacio que el angelito se hizo construir precisamente donde había mandado torturar y asesinar a cientos de cristianos, a quienes culpó del incendio.
Una de las piezas más notables es precisamente un humilde testigo de la catástrofe: se trata de la reja de metal de una ventana achicharrada y retorcida, procedente de la zona del Circo Máximo, donde empezó el incendio. Lástima que no pueda informar quién fue el pirómano.

* https://www.britishmuseum.org/exhibitions/nero-man-behind-myth
 

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