Para propios y extraños, el logro esta semana de la firma del protocolo modificatorio del llamado T-MEC, que eventualmente sustituirá al Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado en 1994 por México, Canadá y Estados Unidos, es sin duda un acierto del gobierno de la autollamada cuarta transformación.De entrada, despeja los fantasmas de los que, desde el púlpito presidencial, son llamados los conservadores y que veían en el gobierno de la 4T un desprecio por este tipo de acuerdos internacionales por los rasgos populistas y de izquierda de las políticas de Andrés Manuel López Obrador, pese al ánimo colaborativo que desde Presidente electo mantuvo al mandar a sus negociadores para que junto con los del gobierno saliente de Enrique Peña Nieto definieran los términos de la renegociación.Un extra a este logro del gobierno morenista, que sin duda atenúa el golpe de confianza que se registró en los círculos empresariales por el nulo crecimiento económico, la baja en la generación de empleos y en la inversión extranjera directa, es que el evento oficial de este acuerdo firmado por la viceprimera ministra de Canadá, Chrystia Freeland, el representante comercial de los Estados Unidos, Robert Lighthizer, y el subsecretario para América del Norte del gobierno mexicano, Jesús Seade, se haya dado en el mismísimo Palacio Nacional, en el espacio de las ya emblemáticas ruedas de prensa mañaneras del Presidente.A reserva de acabar de analizar las letras chiquitas del acuerdo, que los negociadores mexicanos tanto del gobierno como de la iniciativa privada aseguran que no son inconvenientes para el País, y que las disputas electorales de los Estados Unidos no tomen como rehén el T-MEC para salvar en el Senado norteamericano al presidente Donald Trump de su proceso de juicio político, el gran reto para México será cumplir con sus compromisos en materia de reforma laboral.Ese es sin duda el más grande desafío de los puntos modificados en el T-MEC en los que también figuraron la creación de los páneles multilaterales de resolución de controversias y la exportación de biomedicamentos y productos de acero y aluminio.Aunque si bien se libró el tema de que el gobierno estadounidense enviara inspectores a México para supervisar y certificar el cumplimiento de la reforma laboral, en materia de salarios y prestaciones para igualar lo más posible las condiciones de trabajo de los trabajadores de aquí y allá, el reto será que esta vez sí se aprovechen los millonarios presupuestos que se aplicarán en los próximos cuatro años para la implementación de esta nueva reglamentación y que no nos pase como sucedió con la reforma al sistema penal de justicia, en la que imperó el dispendio y la corrupción por lo que casi nace muerto. De eso, los socios comerciales de Norte estarán muy pendientes.jbarrera4r@gmail.com