El primer juego al que asistí al Estadio Jalisco fue el partido de Vuelta de los Cuartos de Final entre el Guadalajara y el entonces Atlético Morelia, por el Torneo Invierno 1998, cuando tenía ocho años de edad. Ante las atiborradas tribunas del recinto de la Calzada Independencia, el equipo de Ricardo Ferretti apabulló 4-1 a los michoacanos y clasificó a Semifinales, con dos goles de Luis García, uno de Ricardo Peláez y el restante de Jesús Arellano.En aquella época, el precio de los boletos para la Zona C era de 15 pesos, lo que hacía que la gente con medianos o escasos recursos económicos pudieran ver a su equipo. Eran épocas donde se podía pasar la mochila con alimentos, las banderas eran un recurso permitido para apoyar al equipo y el horario habitual de las Chivas, 12 del día en domingo, se prestaba a que las familias pudieran hacer actividades antes y después de los partidos. Pero también descubrí la belleza del Estadio Jalisco con el público congregado, dándole una vida muy especial al inmueble.Ante la imposibilidad del Estadio Felipe Martínez Sandoval, mejor conocido como Parque Oblatos, para dar alojo a Chivas, Atlas y Oro, se propuso en 1954 la construcción de un nuevo estadio acorde a la popularidad del balompié en el Occidente. Los tres equipos se unieron bajo la asociación Clubes Unidos de Jalisco para adquirir los terrenos y levantar el inmueble, inaugurado en febrero de 1960. El nuevo estadio no pudo inaugurarse en un mejor momento: las Chivas ya acumulaban tres ligas en cuatro años con la generación del Campeonísimo, el Oro conformaba un equipazo que sería capaz de romper la hegemonía rojiblanca casi tres años después, y el Atlas acumuló dos terceros lugares en 1960 y 1961, y derrotó al Guadalajara en una final de Copa en 1962.Además de fungir como sede de las glorias de los equipos jaliscienses, el Estadio Jalisco ha atestiguado algunas páginas importantes del futbol mundial, sobre todo a raíz de las dos Copas del Mundo celebradas en México. En 1970, los aficionados tapatíos observaron a la que muchos consideran la mejor selección de la historia: la Brasil de Pelé, Jairzinho, Roberto Rivelino y otros astros, que se ganó el corazón de la gente por su buen futbol. 16 años después, el recinto vio a los brasileños Zico y Sócrates, y el francés Michel Platini fallar penales en un gran juego de cuartos de final que terminó con la clasificación de Francia. También atestiguó el primer partido en campeonato oficial de FIFA entre Brasil y Alemania, en la Copa Confederaciones 1999, que terminó con una goleada verdeamarela de 4-0 con las primeras joyas del joven Ronaldinho.Fui testigo presencial de uno de los mejores juegos de la historia de Chivas y el Estadio Jalisco, el 4-0 sobre Boca Juniors en la ida de los Cuartos de Final de la Copa Libertadores 2004. Aquella noche la Calzada Independencia y sus alrededores se congestionaron de tanta felicidad que muchos de nosotros queríamos quedarnos allí de por vida, pero el recuerdo permanecerá intacto. Felicidades al Estadio Jalisco por sus 60 años de vida (que ya se notan en su infraestructura y fachada) y sus millones de historias pasadas, presentes y futuras que seguirá generando en cada uno de sus huéspedes. Hubiera sido mejor que el inmueble los celebrara con gente en las tribunas, pero el grito homofóbico (que muchos señalan su origen en este estadio) lo impidió.
