El lentísimo paso con el que ha transitado la pretendida modernización del transporte público prometida por el Gobierno de Aristóteles Sandoval, tuvo ayer su enésimo contratiempo con el paro camionero realizado en 16 de las 300 rutas que operan en el Área Metropolitana de Guadalajara, y que según cálculos oficiales, afectó a 45 mil usuarios.Aunque es innegable que la escalada de aumentos en el precio del diésel ha impactado y aumentado el costo de operación para los transportistas, y que pareciera una contundente razón para concederles el aumento a la tarifa que exigen de 7 a 10 pesos, lo cierto es que este sector de camioneros quejosos han mostrado una férrea resistencia a mejorar su servicio y evolucionar del mortífero modelo del hombre-camión al de la ruta-empresa, condición que les ha puesto la Secretaría de Movilidad para autorizar que cobren nueve pesos.Juega también en contra de los paristas el hecho de que sus rutas aparezcan entre las peor evaluadas por los usuarios según la más reciente encuesta de calidad de servicio que levantó el Instituto de Movilidad y Transporte.Esta rebelión de transportistas brotó, sin embargo, porque encontró el espacio propicio que se abrió, no sólo por las disputas electorales en marcha, sino por los propios vacíos que ha dejado la poca consistencia con la que las autoridades han operado la implementación de las nuevas rutas troncales con las que se busca reordenar y acabar con los derroteros sobrepuestos. El hecho de que esté en operación sólo la ruta empresa Artesanos Tlaquepaque, que no significa ni 1% de las unidades en operación, podría alentar más protestas de camioneros que se resisten al cambio.En ese sentido, será vital que el golpe de mesa que dio ayer el gobernador en su discurso de respuesta a los paristas pase a los hechos, y se hagan realidad las cancelaciones y revocaciones de permisos que anunció en contra de los que dejaron varados la mañana de ayer a miles de usuarios.Porque el cumplir con el reto de echar a andar 12 rutas troncales y 30 alimentadoras en lo que queda de la actual administración estatal como se propuso Aristóteles en su quinto informe de Gobierno pasa por evitar más sobresaltos como el de ayer.Urge cambiar de velocidad y dejar el paso de vuelta de rueda con el que camina la modernización del transporte que no acaba de tomar forma cuando ya el tiempo se agota y crecen los riesgos de que pese a las buenas intenciones, este sexenio se sume al de las últimas tres décadas que fallaron en el intento de erradicar la pésima calidad de transporte público que padecemos.jbarrera4r@gmail.com