Yo no creo que Antony Blinken, secretario de Estado norteamericano, y Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional, se hayan levantado en las primeras horas de ayer en Washington para abordar un avión y hacer un viaje relámpago a la Ciudad de México y llegar solo a "reafirmar amistad, compromisos y trabajo conjunto" en su reunión con el presidente López Obrador.De acuerdo con la Canciller mexicana, Alicia Barcena, con los importantes funcionarios de la administración Biden no se trató "NADA EN PARTICULAR, o sea, simplemente refrendamos nuestro interés en seguir trabajando juntos… la reunión fue excelente, una reunión donde reafirmamos amistad, compromisos… y vamos a tener reuniones periódicas". Seguramente el secretario de Estado y de Seguridad Nacional solo vinieron a preguntarle al inquilino de Palacio que le había traído Santa Claus en la Nochebuena y desearle que su último año en el gobierno de México sea de lo mejor, cuando miles de migrantes se "arremolinan" en la frontera norte pidiendo asilo y otros miles caminan desde Chiapas con destino al país vecino en la búsqueda de una mejor oportunidad para vivir. En Palacio creen que nos estamos "chupando el dedo". Y además de querer "tapar el sol con un dedo", la Canciller se "aventó" una al estilo de su jefe -López Obrador-, cuando al responder sobre los flujos de migrantes, dijo "Está bajando mucho, hemos llegado a bajar las cifras de los migrantes". Posición que es completamente opuesta a la Patrulla Fronteriza, que hace unos días informó que el promedio de detenidos por semana llega a los 9,600 -casi 40,000 mil al mes- y que en el año fiscal del 2023, que concluyó el pasado octubre, fueron más de 3.2 millones de encuentros -detenciones- que marcó una cifra récord. Es obvio que Blinken y Mayorkas vinieron a coordinar esfuerzos y hacer "recomendaciones" para evitar que el flujo migratorio aumente y complique más la vida política de Joe Biden, que en la antesala de la elección presidencial -donde busca la reelección- está "atado de manos" con el Congreso, que no autoriza -por lo pronto- más presupuesto de ayuda a Ucrania mientras no resuelva el problema migratorio que tiene en la frontera. Sin embargo, sobre los acuerdos reales a los que se llegaron ayer en Palacio Nacional, pronto habrán de conocerse con el paso de los días.Ah, y no podía faltar en la reunión, el "sello de la casa", cuando en la bienvenida López Obrador presumió apenas en el apretón de manos con Blinken- "Ahora iniciamos nosotros la operación de los trenes de pasajeros y una línea de aviación, una línea aérea". Un ferrocarril, que es apenas la primera de tres líneas entre Coatzacoalcos, Veracruz, y Salina Cruz, Oaxaca- que conformarán el sistema del Tren Corredor Interoceánico y una aerolínea con cinco aviones, de los cuales dos de ellos están descontinuados -como es el caso de los Embraer 145 que ya no se fabrican-. Yo me pregunto, ¿había necesidad de exhibirse de esa manera ante el Secretario de Estado de la primera potencia mundial que debe estar muy enterado de los "brillantes" proyectos del mandatario mexicano? ¿Usted, qué opina?daniel.rodriguez@dbhub.net