Resultan patéticos, grotescos, por decir lo menos, los desgarramientos de vestiduras de algunos “expertos”, a raíz de los dos recientes descalabros del futbol mexicano: las derrotas ante Estados Unidos, con gol en el último minuto del segundo tiempo de compensación, en la Final de la Copa Oro, el domingo, y ante Brasil, ayer, en series de penalties, en la semifinal del Torneo Olímpico de Futbol.*Hubo, en algunos medios, una verdadera competencia de reproches y quejumbres... Como es convención de plañideras, en el primer caso se pasó de las imprecaciones a los jugadores de la Selección “grande” que malograron las tres o cuatro oportunidades manifiestas de gol que se les presentaron, por un lado, o incurrieron, por la otra, en desatenciones defensivas como la del gol decisivo de ese encuentro, a la sentencia, estentórea y destemplada, al cabo de un juicio sumarísimo: “¡Fuera el 'Tata'...!”.En el segundo, se calificó de “fracaso” la derrota ante Brasil... sin reparar en el admirable historial del futbol amazónico, campeón de los anteriores Juegos Olímpicos, entre otras cosas.*Hasta antes de caer, también ante Estados Unidos y también en tiempos extra, en la final de la Liga de Naciones de la Concacaf, Martino había hilvanado una seguidilla de resultados positivos con el “Tri”. Algún devoto de las estadísticas –“de cuyo nombre...”, etc.– llegó al extremo de proclamarlo “el mejor técnico, por sus números, en la historia de la Selección Mexicana”... sin reparar en que tiene pendiente el examen a título de suficiencia en las competencias –como la Copa del Mundo– que, en efecto, dan y quitan.Martino podría hacer suya la frase de Camilo José Cela cuando recibió,en 1989, el Premio Nobel de Literatura: “Para unos, soy un genio; para otros, un mamarracho; lo más probable es que todos estén equivocados”.*Los protagonistas de la competencia de desgarramiento de vestiduras no habían nacido, evidentemente, cuando al futbol mexicano –coleccionista de derrotas en Copas del Mundo hasta la de Suecia-58, y eterno aspirante al quinto partido desde la de 1970– se le llamaba “el eterno adolescente del futbol mundial”... pero ahora se azotan contra el piso porque se perdieron partidos que igual pudieron ganarse, como ni brasileños ni alemanes lo han hecho al cabo de sus fracasos... de los que ningún mortal está exento, por lo demás.