Lunes, 25 de Noviembre 2024
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Que nadie nos detenga

Por: Gabriela Aguilar

Que nadie nos detenga

Que nadie nos detenga

“El valor es la primera de las virtudes humanas, porque hace que todas las demás sean posibles”

- Winston Churchill

La resiliencia de las mujeres es infinita. Lo han probado al manifestarse con el dolor en cada célula pidiendo respuestas para encontrar a hijas e hijos desaparecidos, con la amargura y la rabia para denunciar el abuso machista. Ha pasado un año desde el 9M que, con una manifestación pacífica, con el simple hecho de probar qué sucedería con su ausencia demostraron que no mirar la realidad es una grave omisión.

Las manifestaciones ya no las detiene la pandemia, se abrieron caminos y se reforzaron los lazos de comunicación entre colectivos y activistas, encontraron rutas ideológicas más eficaces.

Paradójicamente la sociedad se encontró con una respuesta predecible por parte de las autoridades, pues recibió el 8M protegiendo edificios con metal. Una imagen medieval sin duda. Así amanecieron los palacios de gobierno estatal y federal; el primero con vallas de seguridad, y el segundo con un espectacular muro que evidenció el rechazo y el temor hacia las manifestaciones. Sin embargo, la resiliencia, otra vez, hizo acto de presencia y lejos de condenar esa bofetada hacia las mujeres, ellas lo convirtieron en un marco de expresión para evidenciar la ineficacia de las autoridades en el freno a la violencia de género y los feminicidios. El miedo materializado.

Y es que el metal no puede frenar las ideas. En sólo unas horas esas placas que protegían al Palacio Federal se cubrieron de nombres, rostros, fechas, flores y reclamos. Pasión pura. Ésa que le falta a un líder, incapaz de darse cuenta que la sociedad se transformó ante sus ojos y que con cada desacierto para proteger a las mujeres brindó una herramienta crítica con todos los argumentos posibles. En las manifestaciones, en ese muro, estuvieron también las desaparecidas y la imagen dio la vuelta al mundo.

El presidente perdió otra vez la oportunidad de ser el hombre que transforme a un país, o que al menos tuviera la convicción de hacerlo. Probó con cada afirmación mañanera desafortunada su visión machista, pese a jactarse de ser el “presidente más feminista” al incluir en su gabinete de gobierno a más mujeres que los sexenios anteriores. De nada sirve una nómina con más nombres femeninos si no brinda garantías a las mujeres que representa.

¿Qué hace falta para admitir un error y replantear? ¿Cuál es la estrategia para pagar la deuda en el rubro de seguridad y protección a las mujeres?, este apartado tan importante, el que sí habría hecho la diferencia con respecto a los sexenios anteriores, ha sido ignorado a tres años de gobierno. El tiempo se acaba, y a medio camino en su gestión el presidente tiene un duro oponente: el feminismo, pues el movimiento social, ideológico y cultural ha probado más fuerza de la que él puede frenar, una legítima cohesión pese a las muchas líderes que lo conforman.

El feminismo en México ha vivido un año extraordinario, en el que dado no uno sino muchos pasos adelante, sólo falta el acompañamiento de las autoridades para lograr el cambio social que marcará la diferencia de cara al futuro. La historia se sigue escribiendo.

puntociego@mail.com

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