“Por supuesto que ha habido obstáculos, exclusión; yo ni siquiera podía entrar al grupo, bloqueada totalmente… es brutal, el tema y el reto”, reveló la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, tras un análisis sobre la construcción del patriarcado ancestral, en el que reconoció que en el gabinete federal “hay temas de misoginia considerables”.¿Cuántas mujeres nos sentimos identificadas de inmediato con esa confesión? Prácticamente en cualquier ámbito profesional ocurre lo mismo. Tenemos que enfrentar y padecer la organización social tradicional, que ha sido reservada para los hombres y heredada de generación en generación, probablemente de manera inconsciente, pero que se niega a ceder espacios. Porque, digámoslo claro, los enfrenta con sus inseguridades y con el terror al cambio. Por ello, la paridad ha tenido que imponerse por ley en la política y ha sido forzada, la mayoría de las veces, en los medios de comunicación. En esos casos, cumplen con la cuota que les obligan las circunstancias y el contexto social, es decir, para evitar señalamientos.Así como han masculinizado la política, en los medios de información nos han impuesto una serie de obstáculos y barreras a las mujeres.Y para muestra, podemos hablar de la omisión en un hecho concreto. En febrero de 2016 el grupo interdisciplinario que trabajó en las acciones urgentes y preventivas de la Alerta de Violencia de Género en Jalisco incluyó una recomendación puntual a las autoridades: coordinarse con las empresas de comunicación para trabajar en la apertura de más espacios para las mujeres. En este como en otros casos, la petición fue como los llamados a misa.Radiodifusoras y Televisoras de Occidente (Rato) o la Cámara de la Industria de la Radio y Televisión en Jalisco son ejemplos de grupos consolidados, encabezados e integrados por hombres desde su origen, sin la mínima intención de mostrar su disposición a un cambio. Lo mismo ocurre con los sindicatos de los medios; el STIRTT, tiene solo dos delegadas, mientras que el SITATYR ninguna.En casi 50 estaciones de radio y por lo menos seis canales de televisión la tradición es colocar a hombres al frente de los espacios informativos. Incipientemente, las jefas de noticias se están abriendo paso en el medio, pese al estereotipo de que las mujeres en los medios son buenas para las ventas, el departamento de continuidad y la asistencia en general. La paridad en medios de comunicación no existe y no se trata de poner a las mujeres en puestos importantes, sino en espacios de toma de decisiones y donde tengan la oportunidad de contender por el poder real.Y mejor no profundizo en lo que ocurre con dos prácticas muy arraigadas en los medios, que también expuso Olga Sánchez Cordero: la primera, conocida como manterrupting, que sucede cuando una mujer habla y un hombre la interrumpe constantemente sin esperar a que ella termine, y la segunda, denominada mansplaining, cuando un hombre siente la necesidad de explicar algo a una mujer sin que ella se lo pida.Esta semana, después de 26 años, termina mi participación en una gran empresa de comunicación que me dio la oportunidad de cumplir un sueño que tuve desde niña: trabajar en la radio. Ahí, a pesar de la normalidad expuesta líneas arriba, se me dio la confianza de encabezar proyectos en una realidad en la que a nosotras las mujeres nos exigen el doble y nos perdonan la mitad.puntociego@mail.com