Después de todo el escándalo que ha provocado Samuel García Sepúlveda y la ridícula manera como terminó su aventura de precampaña presidencial, se hace imperativo retomar las posturas que en su momento manifestó Enrique Alfaro Ramírez. El gobernador de Jalisco, sin mayor alharaca, declinó la aspiración presidencial que por años se le acreditó, y marcó una postura contraria a la de Dante Delgado, el dirigente nacional de Movimiento Ciudadano, manifestándose claramente a favor de una alianza para derrotar a Morena.Y el tiempo, rápidamente, le dio razón.Por más que Samuel García y Dante Delgado quieran disfrazar de triunfo el descalabro evidente y vergonzoso que sufrió “fosfo fosfo”, la percepción generalizada pasa por algunos pocos puntos:1. Es inexplicable que después de anunciar su precampaña, repentinamente haya recuperado su amor por Nuevo León e inesperadamente renunciara a su aspiración nacional. ¿Cuáles son los motivos reales y no sólo los discursivos? Sin que haya constancia, todo mueve a sospechar que no podía permitir que la oposición descubriera secretos inconfesables de sus dos años de ejercicio.2. Samuel García pasa por ser el alfil que más le convenía a la Presidencia de la República para debilitar la campaña de Xóchitl Gálvez y dividir el voto de oposición que, presumiblemente, ella puede obtener.3. También Movimiento Ciudadano, y no sólo Samuel García, hizo el ridículo y perdió lo que había conseguido. El revés que sufren frente al PRI y el PAN es mucho más que una anécdota e impactará en los resultados electorales de 2024. Durante meses, Dante Delgado jugó sus piezas y permitió el rumor de una coalición total; mantuvo el diálogo con Marcelo Ebrard y se conflictuó con Enrique Alfaro Ramírez. Finalmente, impuso su voluntad. Ni Ebrard ni Alfaro le pudieron ganar la partida, pero la tragicomedia del gobernador de Nuevo León lo derrotó.Desde ahora y hasta el 20 de enero, MC tiene la difícil tarea de construir, otra vez, una campaña presidencial, empezando por la candidatura que más convenga. Suenan varios nombres: el mismo Dante Delgado, la senadora Patricia Mercado (que ya antes ha rechazado ser candidata), el diputado federal Jorge Álvarez Máynez y hasta el recién llegado al partido naranja, Juan Zepeda.Ante lo que puede suceder en este partido político, no sería sorpresa que en unos días o en unas semanas las reglas vuelvan a cambiar.Dicho en términos llanos: perdieron seriedad.En este punto, hay una pregunta interesante: ¿El caso Samuel puede impactar y perjudicar la campaña de los candidatos emecistas en Jalisco? Potencialmente sí. Pero lo primero que seguramente harán es borrar cualquier referencia al gobernador del “Nuevo Nuevo León” de sus discursos y referencias.Enrique Alfaro estaba en lo cierto. El momento histórico en México inclinaba la balanza, de manera natural, a encontrar un espacio de acuerdo entre todas las fuerzas políticas diferentes de Morena y Andrés Manuel López Obrador, para tener la posibilidad de ganarles la Presidencia el año entrante. Pero Dante Delgado trazó un proyecto diferente y además, no está en disposición de compartir su liderazgo dentro del partido. Además, persiste la suposición de que hay un entendimiento secreto con el Presidente.Y no le hicieron caso.Los naranjas todavía pueden ser ganadores del proceso electoral en Jalisco. Las circunstancias los favorecen en varios sentidos. Seguramente, el liderazgo de Alfaro ya no tendrá competidores. ¿O sí?