La experiencia, dice Mr. Google, es el “conocimiento de algo, o habilidad para ello, que se adquiere al haberlo realizado, vivido, sentido o sufrido una o más veces”, y agrega: “Conjunto de conocimientos que se adquieren en la vida o en un periodo determinado de ésta”. Guadalajara ha sufrido dos severos traumatismos originados en la irresponsabilidad de Petróleos Mexicanos al descargar gasolinas en la red de colectores que recogen las aguas de la ciudad. El primer incidente sucedió en la calle Sierra Morena de la Colonia Independencia durante marzo de 1983 y el segundo afectó una amplia zona del barrio de Analco hasta prácticamente el parque González Gallo en 1992.La pregunta a que obligan esas tragedias es: ¿los accidentes referidos han dejado en nuestra conciencia, como autoridades y como ciudadanos, una enseñanza para evitar que se repitan o sólo tienen connotaciones anecdóticas? La respuesta anticipada, por desgracia, es la segunda. El ejemplo más ilustrativo lo tenemos en los incendios que sufre, año con año, el Bosque de La Primavera y la permanente cantaleta de las autoridades afirmando que meterán en cintura a los provocadores. Hasta ahora, no sabemos de alguien, salvo “peces pequeños”, que hayan sido detenidos, procesados y sentenciados por dañar nuestra ecología y atentar contra la salud de los tapatíos. Somos nosotros, sin embargo, quienes, con nuestra indiferencia y pasividad, fomentamos un ambiente de impunidad que nos está acarreando males que podrían ser evitados.Es obvio que tenemos un problema cuyas raíces se encuentran en el egoísmo que propicia la falta de autocrítica y en la posición evasiva de que “eso le corresponde al Gobierno, a mí no me toca”. Ya lo he comentado: somos cada vez más masa y menos ciudadanos. Prevalece una percepción equivocada sobre nuestras responsabilidades sociales. Uno de los más notables ejemplos es que los padres de familia, eslabón inicial en la formación de la ciudadanía, piensan que los maestros tienen la obligación de educar a sus hijos, desestimando que el fenómeno educativo se inicia en casa y se refuerza en la escuela.Frente a esta realidad, ¿qué debemos hacer para que la cultura de la prevención tenga éxito? La pregunta vale también en el escenario de la política. La elección de buenos gobernantes se traduce en buenos gobiernos: honestos, cuidadosos, aseados en todos los órdenes y atentos a solventar las necesidades de la comunidad. Desde pequeños nos enseñaron que una buena comida se inicia con la selección de los ingredientes.El próximo año se renovarán el Congreso de la Unión, la Presidencia de la República y una buena cantidad de gobiernos estatales y municipales. Es importante para nuestro futuro elegir a los más preparados. Lamentablemente, los partidos políticos, que mantienen el monopolio de las candidaturas, difícilmente se abren a los ciudadanos independientes. Ante esa realidad, resulta importante analizar cuidadosamente a los aspirantes: indagar su pasado, su prestigio, honorabilidad, sus capacidades, formación académica y experiencia. Por la importancia de su encargo, es fundamental que el gobierno esté integrado por los mejores, de nosotros depende.