La detención del líder de la iglesia La Luz del Mundo, Naasón Joaquín García, en Los Ángeles, acusado de varios delitos sexuales, ha dado pie a que sus fieles sostengan que en el asunto hay discriminación por motivos religiosos, y que el fiscal Xabier Becerra, al declarar que el indiciado “es más que enfermo: es demente”, violó el principio de presunción de inocencia.-II-Convendrá puntualizar que los actos de discriminación por motivos religiosos en contra de los fieles de la citada iglesia, han ocurrido, en todo caso, según declaraciones de dirigentes de la misma, en Guadalajara: despido de sus trabajos, señalamientos, ofensas, humillaciones, etc. En Estados Unidos, donde García está encarcelado desde la semana pasada, no ha habido, que se sepa, incidentes similares.En cuanto a la presunción de inocencia (el principio de que “toda persona es inocente de cualquier acusación, hasta que no haya una sentencia judicial condenatoria”), vale subrayar que ese criterio, sostenido desde antiguo por los juristas (Ulpiano, en el Siglo II, postuló que “nadie debe ser condenado por sospechas, porque es mejor que se deje impune el delito de un culpable que condenar a un inocente”, y el Marqués de Beccaria, en el Siglo XVIII, estableció que “ningún hombre puede ser llamado culpable antes de la sentencia del juez” ), ha sido convalidado por casi todas las legislaciones modernas e incluido en instrumentos jurídicos internacionales como la Declaración Universal de los Derechos Humanos (Artículo 11).La presunción de inocencia, sin embargo, no excluye la posibilidad de que una persona pueda ser acusada, de buena fe, de haber cometido un delito. Becerra, al promover la detención de García, actuó en su calidad de fiscal; es decir, representante de la sociedad: el equivalente, en México, al agente del Ministerio Público. Así, puesto que el juez está atrapado entre dos presunciones contradictorias, echa mano de un recurso que todas las legislaciones modernas le conceden: detener al acusado, mantenerlo en esa calidad y respetar un plazo para desahogar las pruebas de cargo, por parte de la parte acusadora, y de descargo, por parte del indiciado, sopesarlas y emitir la sentencia, que, de ser condenatoria, aún puede ser recurrida por el acusado.-III-Para los feligreses de su iglesia, la inocencia de García raya en la santidad. Por supuesto, están en todo su derecho de aferrarse a esa presunción… y de elevar plegarias para que en el curso del proceso no se pruebe lo contrario.