En el escenario político actual, donde la democracia está en juego ante las reformas que ha intentado impulsar el ejecutivo federal para desestabilizar al Instituto Nacional Electoral, la participación y la observancia ciudadana en las instituciones democráticas son elementos cruciales para fortalecer la confianza en los mecanismos de votación. Ahí, el papel de las personas funcionarias de casilla emerge como un pilar fundamental para el fortalecimiento de la democracia y la construcción de una ciudadanía comprometida y activa.Cada proceso electoral es una oportunidad invaluable para que las y los ciudadanos se involucren de manera directa en la vida política de su país, y ser funcionario de casilla es una de las formas más significativas de ejercer ese compromiso cívico. La responsabilidad de garantizar que las elecciones se lleven a cabo de manera transparente y justa recae en los hombros de estos ciudadanos y ciudadanas, quienes actúan como guardianes de la voluntad popular.En México, para desarrollar el próximo proceso electoral del 02 de junio será necesaria la participación de 12.8 millones de personas, quienes serán las encargadas de que los comicios sean íntegros e imparciales, es decir, el 10% de la población total del País tendrá la oportunidad de ser parte de este proceso histórico, que debido a que su elección se lleva a cabo a partir de un sorteo según su mes de nacimiento, es poco probable que se repita.Además, ser funcionario o funcionaria de casilla además ofrece la oportunidad de conocer de cerca el funcionamiento del sistema electoral y de contribuir directamente a la realización de un proceso justo y transparente.Ser funcionario o funcionaria de casilla no solo implica cumplir con una obligación legal, sino también asumir un rol activo en la preservación de los principios democráticos. Desde la apertura hasta el cierre de la casilla, estos ciudadanos desempeñan funciones vitales, como verificar la identidad de los votantes, asegurar que se respete el secreto del sufragio y contabilizar los votos de manera precisa. Su labor contribuye directamente a la legitimidad del proceso electoral y al respeto de los resultados.Además de su impacto en el funcionamiento de la democracia, ser funcionario de casilla también tiene un poderoso efecto en la construcción de ciudadanía, ya que participar en el proceso electoral desde esta trinchera, por una parte, brinda a los ciudadanos una experiencia práctica y tangible de lo que significa ser parte activa de la vida democrática de su País y que es a partir de todas y todos que logramos que el proceso sea veraz. Esto promueve además los valores fundamentales para la convivencia democrática, como la tolerancia, el respeto, pero también abonan a la construcción de ciudadanía y fortalecimiento del sistema, pues de esta forma las y los ciudadanos se dan cuenta que son sus vecinas y vecinos quienes construyen y velan por la transparencia del proceso, abonando así a la construcción del tejido social y la cohesión ciudadana.Si tú o alguien de tu familia fueron seleccionados para ser parte del próximo ejercicio democrático toma el compromiso de decir sí, de reflejar el compromiso cívico y la responsabilidad ciudadana por el buen funcionamiento de la democracia, porque si queremos que las condiciones actuales mejoren, también nosotros debemos poner ese granito de arena para generar el cambio desde nuestras comunidades, por el rumbo de la ciudad, del municipio, de nuestro Estado, y de México.