Viernes, 22 de Noviembre 2024

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Polvos de La Mancha XXIV

Por: Carlos Enrigue

Polvos de La Mancha XXIV

Polvos de La Mancha XXIV

Y continúa dándole consejos de buena estimación, ya no de la gobernanza sino de la evolución y desarrollo de la propia persona del gobernante, que como tal está obligado no solo a serlo sino a parecerlo, y así Sancho gobernador escuchaba y guardaba los consejos que el caballero le brindaba, al decir:

“En lo que toca a cómo has de gobernar tu persona y casa, Sancho, lo primero que te encargo es que seas limpio y que te cortes las uñas, sin dejarlas crecer, como algunos hacen, a quien su ignorancia les ha dado a entender que las uñas largas les hermosean las manos, como si aquel escremento y añadidura que se dejan de cortar fuese uña, siendo antes garras de cernícalo lagartijero, puerco y extraordinario abuso”. Hay que aclarar que las uñas largas en su tiempo eran consideradas, contradictoriamente por algunos, como consecuencia de la actividad de los hidalgos, que no efectuaban labores manuales o mecánicas, y hacían eso evidente con las largas uñas que, entre otras cosas, se los impedían.

Nuestro señor don Quijote, con gran afecto, trata de mostrar al escudero el camino del buen gobierno, sin ignorar la simplicidad del escudero y le sugiere: “Anda despacio; habla con reposo, pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo, que toda afectación es mala”. Parece simple esta recomendación, pero conlleva una gran sabiduría, ante la evidente locuacidad de muchos gobernantes que, incapaces de decir palabras sabias, creen solucionarlo con el exceso o admirándose a ellos mismos, afectando la comunicación con afectación que desagrada.

“Sea moderado tu sueño, que el que no madruga con el sol no goza del día” y advierte: “¡Oh Sancho!, que la diligencia es madre de la buena ventura, y la pereza, su contraria, jamás llegó al término que pide un buen deseo”. Este consejo conlleva unos principios propios de la hidalguía que tenemos que explicar, por ser un concepto plenamente español que implica un estatus particular del que la reina. Isabel la Católica dijo que ella podía dotar a alguien de un título nobiliario en un momento pero que para la hidalguía requería de tres generaciones, de ahí que era necesario que quien ostentaba esa categoría requería la práctica de ciertas conductas de las que Sancho no era practicante y de ahí este concepto.

Y continuó diciendo “¡Ah pecador de mí -respondió don Quijote-, y qué mal parece en los gobernadores el no saber leer ni escribir! Porque has de saber, ¡oh Sancho!, que no saber un hombre leer o ser zurdo arguye una de dos cosas: o que fue hijo de padres demasiado de humildes y bajos, o él tan travieso y malo, que no pudo entrar en él el buen uso ni la buena doctrina. Gran falta es la que llevas contigo, y, así, querría que aprendieses a firmar siquiera”. Y sobre los zurdos, en aquel tiempo existían dudas de la mayoría de personas e incluso autores como Quevedo decía que eran gentes al revés, y aun se dudaba si eran gentes. Y lo exhortaba para aprender siquiera a firmar, lo que le parecía indispensable.

@enrigue_zuloaga

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