Ya nos la sabemos, cuando el Gobierno lopezobradorista se equivoca a lo grande, no acepta su responsabilidad y le echa la culpa a oscuros y misteriosos intereses. Evidentemente esos intereses ocultos siempre serán responsables de sus fracasos y errores. La diferencia ahora es la naturaleza del problema. No es lo mismo maltratar a sus secretarios de Estado, maltratar a los trabajadores de Notimex, a los funcionarios del SAT o de cualquier otra dependencia tal como lo ha hecho inexplicablemente el Gobierno, que maltratar a los policías federales. Sencillo, éstos si están armados.Reconfigurar la administración pública no es enchílame otra. De entrada, para cualquier modificación relevante en cualquier institución debe por necesidad gestionar adecuadamente la resistencia al cambio. Es algo natural y debe de hacerse bien para prepararlos sin desestimular ni dañar a los empleados públicos. Y por lo menos no le debe de costar al funcionario los cambios. No deben de afectar su patrimonio. A manera de ejemplo, mandar a vivir a los funcionarios a lugares diferentes de donde se reside, requiere pagarles sus mudanzas y gastos. Además, la fusión o escisión de instituciones es casi un arte. Porque se habrán de crear o equilibrar nuevas competencias, sueldos y prestaciones, capacitaciones, reestructurar o crear plataformas informáticas, etcétera. Desde mi perspectiva siempre la administración pública debe de estar en continua transformación. Así lo determinan las nuevas tecnologías y la innovación, aparte de las circunstancias.Evidentemente al nuevo Gobierno no le interesan esas cosas. (De la tecnología e innovación ni hablemos, se ha ufanado de no haber comprado nuevas computadoras). Ha hecho y desecho estructuras administrativas sin ningún tipo de método. Sus famosos recortes, disminuciones de sueldos y prestaciones, maltrato, amenazas y corredera de funcionarios públicos calificados, tarde o temprano lo vamos a acabar pagando nosotros. Una mayor ineficiencia gubernamental en materia federal ya se comienza a notar y cada día será más clara.Ahora veamos porque están tan enojados los policías federales con su incorporación a la Guardia Nacional, aparte de lo anterior. Para comenzar el cambio les va a costar dinero a los policías. Vamos si de por si ganan mal. Ganarían como guardias nacionales hasta el próximo ejercicio fiscal, pero por mientras les van a seguir pagando como policías, pero sin un bono que les otorgaba cuando salían a hacer operativos. Ahora de plano los van a ubicar territorialmente. Les están poniendo requisitos de acceso como si no tuvieran ninguna competencia, atentando contra su dignidad. Es como un despido con una recontratación condicionada. Y todavía les dicen que si no quieren entrar a la Guardia Nacional los reubicarán sepa dónde y con cual salario en la Administración General de Aduanas o en el Instituto Nacional de Migración. Finalmente, muchos no están de acuerdo en volverse militares porque de facto y así lo ven, la Guardia Nacional es militar. Si hubieran querido ser militares se hubieran hecho militares, no policías.Desde mi apreciación, se debió haber reforzado con todo a la Policía Federal, e incrustarle una agencia muy poderosa de policías con entrenamiento militar. No toda esta vacilada de la Guardia Nacional. Veremos cómo acaba. No soy optimista.