Sin que hubiera mayor debate y menos consultas públicas mediante estándares internacionales, Jalisco se ha llenado de megaproyectos impulsados al calor de la reforma energética del ex presidente Enrique Peña Nieto, y se anuncian varios proyectos más bajo el Plan Estatal de Energía, presentado por el actual Gobierno estatal el pasado 19 de febrero.Como se sabe, Jalisco no tiene campos petroleros o gasíferos, por lo que depende de la producción y líneas de abastecimiento de otras partes del país o del extranjero.Bajo este argumento, luego de la aprobación de la controvertida reforma energética de Peña Nieto, en Jalisco se ha diseñado un conjunto de megaproyectos de producción, explotación, abastecimiento y distribución de recursos energéticos, como no han existido en el pasado.Se trata de cerca de una docena de proyectos que incluyen parques eólicos y fotovoltaicos, termoeléctricas, plantas de almacenamiento, gasoductos e hidroeléctricas que se han conocido públicamente por la denuncia de pueblos y organizaciones que de manera sorpresiva se han enterado de éstos.Algunos de ellos son el gasoducto que la empresa Gas Natural del Noreste pretende desarrollar en Lagos de Moreno, afectando especialmente a la comunidad indígena de San Juan Bautista de la Laguna. Un ramal de dicho gasoducto se pretende hacer llegar hasta el corredor industrial de El Salto.También en Lagos de Moreno se está levantando un parque fotovoltaico, según denunció en una carta abierta al gobernador, Enrique Alfaro Ramírez, el escritor y académico de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Roberto Castelán Rueda, el pasado mes de octubre.En Los Altos se han impulsado, además, proyectos de parques eólicos en Ojuelos (uno de la empresa Enel y otro del Grupo Dragón, del empresario Ricardo Salinas Pliego) y en la comunidad de La Concordia, en Lagos de Moreno, que han provocado controversia entre campesinos y ejidatarios.Muy cerca de la Zona Metropolitana de Guadalajara está por funcionar una termoeléctrica en la localidad de Tierra Mojada, en Zapotlanejo, y se anunció otra más en Juanacatlán, que ha sido cuestionada por habitantes de la región, contra la cual han interpuesto varios amparos.Por su parte, los pueblos organizados de la Barranca, en Zapopan y San Cristóbal de la Barranca, se enteraron sorpresivamente que la Comisión Reguladora de Energía aprobó dos megaproyectos para exploración y explotación de energía geotérmica y una hidroeléctrica en el Río Santiago. Estos son algunos de los que pudiéramos considerar “hijos” de la reforma energética peñanietista.A estos proyectos se abre el abanico para que se impulsen otros más, cobijados por el Plan Estatal de Energía anunciado por el Gobierno de Enrique Alfaro. Según lo anunciado, se pretende “garantizar abasto energético” para la Entidad, a partir de energías “renovables” con el uso de gas natural y LP.El discurso suena bonito: garantizar abasto energético con energías renovables, que pretenden “dar certidumbre a las inversiones públicas y privadas que permitan potenciar el desarrollo económico del Estado”.Otra vez, bajo el discurso del desarrollo se empujan varios megaproyectos, pero sin considerar el punto de vista de los pueblos y comunidades que se verán afectadas por éstos. Es decir, no se ha visto la otra cara de la moneda.Aunque se vista de energía renovable, por ejemplo la eólica o fotovoltaica, de todos modos hay impactos significativos en los territorios que se utilizan para este fin y la mayoría de las veces los impactos son de tal magnitud que implican una modificación irreparable de los modos de reproducción de la vida que tienen estas comunidades.Al final, ya sea con el discurso neoliberal o con el discurso de la refundación, se apuesta al mismo modo de desarrollo industrialista capitalista que sólo han dejado despojo, devastación y explotación para las comunidades sobre las que se imponen estos megaproyectos.