Ya hemos visto que existen varios tipos de infidelidad, unas más dolorosas y ofensivas, pero todas igual de difícil de asimilar.De cualquier manera estamos expuestos a que de una u otra manera nos tengamos que enfrentar, a una de ellas, en algún momento inesperado de la vida.Y desde luego hay que enfrentarlo de una manera serena y adecuada.Una de las principales recomendaciones es no hacer dramas y exabruptos, ni exagerar las cosas y lanzar gritos desesperados. Lo que sucedió o ha venido sucediendo ya está escrito. Lo importante es superarlo de la mejor manera posible.El tomar el papel de mártir y victimizarse, es una opción muy elegida; pero nada recomendable pues es un intento de manipular las emociones del verdugo y tratarlo de castigar. Lo que implica agravar las cosas y mostrar un elevado nivel de intolerancia y ánimo de desquite.Se recomienda no regañar ni agredir al infiel, es una práctica aunque común, muy poco educada y carente de civilidad. Se comprende que se sientan ganas y enojo de vengarse y reclamar con todo tipo de palabras y acciones. Pero no ayuda a resolver el asunto.El recurrir al sentimiento de desilusión y pérdida de la confianza, también es comprensible y muy frecuente que suceda. Incluso señalar de mentiroso y falso al infractor, es también parte del teatro que se arma. Pero tampoco ayuda, porque se convierten en juez y acaban sentenciando e imponiendo una pena. Y tampoco es el papel adecuado.Definitivamente comprender y preguntarse a sí mismo qué ha sucedido en tu relación, qué haz hecho tu también para llegar a ese punto, sin sentirte culpable ni la causa de lo que hizo tu pareja.Cuando se comprenden bien las cosas y se hace uno responsable, es mucho más fácil acudir al perdón. Que finalmente es la mejor medicina que podemos ingerir.Es una ley de la vida, yo te perdono, tú me perdonas. Haz al otro lo que quieras que hagan contigo. Con la vara que mides, serás medido.Perdonar las veces que sea necesario y tratar de superar el dolor que provoca la infidelidad, es la mejor recomendación.Sabemos que no es nada fácil y en muchos casos es algo casi imposible, pero es una de las mejores soluciones y la más efectiva para continuar una relación sana y además no afectar a los hijos con la violencia emocional que se suele ocasionar, cuando no se perdona.Te guste o no, hay que perdonar.