El sistema de pensiones para trabajadores del estado en Jalisco es uno de los más sanos del país y aun así tiene un negro futuro en el horizonte. Abusos, malas inversiones, amiguismo y un manejo patrimonialista por parte de los diferentes gobiernos que lo han usado como caja chica, junto con pensiones abusivas y mal habidas han sido noticia y escándalo los últimos años. El daño patrimonial no ha sido menor, sin embargo, está muy lejos de ser ese el principal problema del instituto. Investigar y castigar todos esos abusos, que sin duda hay que hacerlo, no soluciona el problema de fondo: el Instituto de Pensión del Estado se va a quedar sin dinero suficiente para pagar en el corto plazo y corto es corto, en cuatro o cinco años.Como todos los sistemas de pensiones del país -y quizá del mundo- se hicieron al calor de las presiones y arreglos políticos. Había que resolver los conflictos del momento, ya sería problema de otros fondear esas promesas. En Jalisco los trabajadores del estado tenían derecho a la jubilación completa y dinámica (es decir, con los mismos aumentos que los conseguidos por los sindicatos cada año) habiendo trabajado 20 años en los últimos 30 sin límite de edad, y a que sus cónyuges cobraran media pensión durante el tiempo que sobrevivieran al pensionado.La reforma de 2009 obligó a los trabajadores a prestar servicios a los largo de 30 años y tener 65 cumplidos para tener derecho a la jubilación. Sin embargo, hay dos condiciones por las que la reforma de hace 13 años es ya insuficiente: la primera es que la relación del número de personas que cotiza respecto a los pensionados pasó de nueve a uno a finales de la primera década de este siglo, a una relación tres a uno en la actualidad. No es que haya menos burócratas, sino que los sucesivos gobiernos estatales y municipales decidieron incrementar la nómina por la vía de honorarios (los llamados súper numerarios) para evitar la carga fiscal que implica el pago de las pensiones. Encima, la práctica de no pagar la parte patronal se hizo costumbre en algunos municipios.Un tercer elemento pone en jaque al sistema: en Jalisco todos los pensionados y sus familias tienen derecho a servicios médicos de tercer nivel. Esto, que sin duda es una práctica maravillosa pero que debería de ser universal, representa una carga enorme para el sistema, pues el gasto en medicina y atención se incrementa año con año. La pensión promedio, si la medimos en sueldo pagado, es baja, está por debajo de los 15 mil pesos mensuales; el gasto promedio por pensionado, considerando gastos médicos, puede llegar a triplicar esa cifra.En síntesis: si esto no se arregla pronto y bien, en cuatro u cinco años nos va a costar cerca de dos mil millones de pesos anuales del presupuesto del estado y con tendencia a crecer. El problema merece toda la atención.