No hay ser humano que se salve de envejecer. Aunque no queramos. Desde el día uno de nuestras vidas vamos caminamos irremediablemente a los días en los que seamos viejos y ya no podamos trabajar.Todos lo sabemos, pero no todos hacemos algo al respecto. ¿Y qué podemos hacer si esto de volverse viejo es irremediable? Si bien no podemos detener el envejecimiento, si podemos encargarnos desde hoy de nuestras vidas y gastos para cuando ya no podamos trabajar.Para eso se inventaron las pensiones y el sistema de jubilaciones en la Alemania del siglo XIX. El problema es que hoy, en 2023 todavía no logramos que los mexicanos nos hagamos responsables de nuestros últimos años de vida.En la actualidad, solamente las personas que trabajan en la economía formal en el país van formado un fondo de ahorro que servirá para financiar los pagos de nuestras jubilaciones cuando hayamos dejado de trabajar.Aproximadamente la mitad de todos los mexicanos somos los afortunados de contar con esta prestación social. La otra mitad de la población trabajadora simplemente no tiene este plan de apoyo. Tendrá que ver la forma de trabajar hasta el final de sus días o si la salud se lo impide, volverse un dependiente económico de algunos de los sus hijos.A esta población que vive en la informalidad laboral, solo tendrá como alternativa las pensiones que otorga el gobierno federal, hoy de 4,800 pesos por cada dos meses. Muy útiles para una persona que no puede garantizarse ni lo más básico, pero claramente no es suficiente.Para quienes, si tenemos el privilegio de contar con este fondo de ahorro individual, nuestras aportaciones apenas si llegan al 6.5 por ciento de nuestro ingreso. El problema es que, con aportaciones tan pequeñas, no alcanzamos a juntar cantidades importantes que nos permitan tener jubilaciones suficientes, ni siquiera parecidas a lo que solíamos ganar cuando trabajábamos.Para darnos una idea, la recomendación internacional es que los trabajadores aportemos un 15 por ciento de nuestro ingreso solamente al tema de las pensiones. Es por eso que usted verá que se hace mucha insistencia en que iniciemos o aumentemos nuestro ahorro voluntario dentro de la misma Afore o en alguna otra alternativa disponible en el mercado.Pero si apenas me alcanza mi salario, ¿cómo se supone que pueda ahorrar el 9 por ciento de mi ingreso?Mire, tiene razón, pero algo debemos de hacer, porque de lo contrario estaremos destinados a volvernos viejos y muy pobres. Quizá lo primero sea trabajar en la cultura financiera de los mexicanos, aprender a administrar nuestro dinero y entender bien la importancia del ahorro.Ya de ahí, la preocupación por nuestro retiro será natural.Mire, un ejemplo de lo que le hablo: hoy hay 18.4 millones de cuentas en las Afores con un saldo de unos 200 mil millones de pesos, cuentas de las que no se sabe dónde está su dueño o qué pasó con ellos.Todavía hay mucho por hacer, pero el tiempo no perdona.