La educación más efectiva tiene que ver con la ayuda plena al crecimiento de la personalidad desde la infancia, la adquisición de una cultura creativa y sana.La ignorancia es uno de los factores que hay que vencer a toda costa, y esa es una de las metas fundamentales de la enseñanza.Ciertamente se puede instruir, pero no enseñar, pues en la primera se dan criterios o información, en cambio en la segunda se muestra también con el ejemplo.La idea de aún querer contar con libros de texto, en la era del conocimiento virtual, ya es anticuado y caduco; esos tiempos ya pasaron de moda. Hoy la instrucción y la adquisición de muchos conocimientos se obtienen vía los medios audiovisuales o en una constante investigación por medio de la inteligencia artificial.Más que recibir, hoy se motiva a ser activos, a tomar la iniciativa y a indagar. Por lo que proporcionar libros de texto, incluso para las personas más marginadas, es un retroceso en los métodos pedagógicos.Sin embargo, es comprensible que se busque unificar criterios para transmitir un conocimiento lleno de ideología y de tendencias conceptuales al gusto del gobernante en turno, y no en base al paradigma reinante según la propuesta de Thomas Kuhn en su libro sobre la estructura de las revoluciones científicas.Lo que hoy se necesita es enseñar a los niños a que usen correctamente los recursos tecnológicos que tenemos al alcance, incluso en un teléfono inteligente, a que tengan más agudeza en seleccionar la información verdadera, frente a la falsa. A que exploren la experiencia con una visión plural y abierta, a que sean más creativos y productivos y se alejen de la tentación de perder el tiempo con fútiles redes sociales y un extenso menú de entretenimiento que aleja de la cultura y la civilidad.Urge que se instaure un pensamiento crítico y capaz de oponerse a los intentos de manipulación de la propaganda y de los poderes de las minorías, para controlar las mentes de los niños y de los incautos que consumen toda la basura que entorpece a la mente.Educar es impulsar el crecimiento, mantener un carácter personal firme y seguro, con buenos hábitos y una férrea disciplina, para así conquistar los ideales virtuosos y alejarnos del cadalso de los vicios y la apocalíptica ola de las adicciones.La verdadera educación está en la familia, es la que los padres, y no sólo los maestros, les proporcionan a sus hijos.Un carácter seguro y fuerte, con un pensamiento crítico de elevado nivel, es suficiente blindaje contra los intentos de propaganda ideológica de los libros de texto.Guillermo Dellamary